Los Testigos de Jehová Calumniados...

"Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”.(Hechos 28:22)

Sólo en EU hay más fieles de este grupo


Cuando apenas tenía 18 años, Charles T. Rusell comenzó, en 1870, un pequeño círculo de lectura de la Biblia en su natal Allegheny, Pensilvania, Estados Unidos, con tal éxito que en 1879 lograron sacar a la luz pública el primer número de la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence, que en español se conoce como La Atalaya, cuyo tiraje actual es de 23 millones de ejemplares. A la muerte de Rusell, en 1916, la organización había alcanzado ya proyección internacional.

Lo sucedió Joseph Franklin Rutherford, quien en 1931 mutó el nombre a Testigos de Jehová. En 1942 quedó al frente Nathan H. Knorr, quien modernizó a la organización. Bajo su dirección comenzó a trabajarse la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, una versión literal que “presenta fielmente lo que dicen los escritos originales”, según sus congregantes. Esta versión tiene muchos detractores, entre católicos y evangélicos, que argumentan que la versión está mutilada o tergiversada.

Cada año celebran la Santa Cena del Señor, para lo cual llegan a rentar estadios. En 1929 se abrió la primera sucursal de Testigos en el Distrito Federal, con 30 congregados. A partir de 1986 México ocupó el segundo lugar en membresía mundial con un registro de 366 mil 500 predicadores, sólo después de Estados Unidos. Actualmente la organización agrupa a más de seis millones de fieles en el mundo.

Jorge Reyes, predicador de la congregación que se reúne en el salón del Reino de la avenida Niños Héroes, en el Distrito Federal, sintetizó algunos principios de su confesión:

La Biblia los insta a cumplir con la familia y el trabajo es el medio para obtener la vida. Son siervos de Dios y todo lo hacen para su gloria. Pueden comer de todo, sólo está prohibido ingerir sangre. Un alimento que no ha sido desangrado no lo pueden comer por mandato divino.

Las transfusiones no son necesarias. Quien recibe una transfusión puede tener riesgos en su salud, como infecciones, y hasta la muerte. El único que va a corregir los problemas económicos, morales, sociales o de salud es el reino de Dios.

Los domingos se reúnen durante una hora 40 minutos. La primera media hora es un discurso bíblico y la siguiente hora es el estudio de la Atalaya. Los más adelantados en el estudio de la Biblia llegan a ser superintendentes o ancianos de la congregación.

No festejan los cumpleaños, porque los que menciona la Biblia ocasionaron muertes y afirma que “Es mejor el día que mueres que cuando naces”. Una persona puede casarse de nuevo sólo en dos situaciones: cuando el cónyuge muere o cuando le es infiel.

Fuente de la información:

http://www.exonline.com.mx/diario/noticia/primera/especiales_nacional/solo_en_eu_hay_mas_fieles_de_este_grupo/155226




Reina fe en Jehová

En Bejucal de Ocampo, un municipio de la región motozintla de la sierra chiapaneca gobernado por el PRD, la mayoría de los habitantes pertenece a los Testigos; prevalece un ambiente de tolerancia religiosa y gubernamental, pues los miembros de esta organización no son obligados a realizar el servicio militar ni sus niños a participar en las ceremonias cívicas. Los habitantes han cambiado las borracheras y los cigarros por cánticos y lecturas bíblicas. También respetan a la autoridad, aunque no salen a votar


BEJUCAL DE OCAMPO, Chis.- Es pequeño y tranquilo. El canto de los gallos es más fuerte que el bullicio de su gente. Asentado en la punta de la Sierra, a una altura de dos mil 300 metros sobre el nivel del mar, donde los rayos del sol deshielan el pasto y penetran en las láminas de los techos para dar calor a las casas, se erige este municipio de la región de Motozintla, Chiapas, en el que impera el silencio.

A un templo pentecostés lo separan diez metros de un salón del Reino, pero aquí la hostilidad no tiene cabida y la diversidad religiosa no impide el saludo entre vecinos o la convivencia en el día a día; cada familia profesa con libertad su culto y esto no impide su integración como sociedad. Para nadie es raro que en Bejucal haya una enorme presencia de Testigos de Jehová.

Su política de expansión ha ganado terreno en esta región porque salen tres veces a la semana para ir de casa en casa predicando su fe, considera el profesor Francisco Barrios Reyes. Esto ha motivado que algunos de quienes fueran fervientes católicos se convirtieran en testigos, pero el que haya menos católicos también tiene que ver con la falta de un contacto diario con el sacerdote, explica.

De hecho, los católicos son minoría. Su templo está a un costado del palacio municipal y, aunque de día permanece abierto, las bancas están vacías. Casi nadie entra a rezar. El sacerdote no vive ahí. Sólo acude a Bejucal cada domingo para dar misa, y al término de ésta se va.

“No tenemos párroco. La encargada de abrir y cerrar la iglesia es doña Norberta Escobar. El cura sólo viene los domingos o cuando alguien fallece”, comentó Juan Daniel González Sandoval, ejidatario de Bejucal de Ocampo.

A diferencia de otros pueblos, aquí es muy raro encontrar expendios de cerveza o gente ingiriendo bebidas embriagantes afuera de su casa.

Sólo dos o tres cigarros al día es lo que vende don Abigail Escobar en la tiendita que está frente al jardín central del pueblo. La cajetilla la da a 30 pesos, pero nadie la compra, porque quienes fuman prefieren pagar dos pesos con 50 centavos por un cigarro suelto.

“La gente de aquí casi no fuma; si tengo cigarros es porque en una tienda debe haber poquito de cada cosa, pero si vendo tres al día ya son muchos”, señaló el tendero de 85 años.

¿Borracheras? Esas menos. Los que toman sólo lo hacen en fiestas, agrega. Según don Abigail, “gracias a Dios”, aquí no hay problemas de alcoholismo, “tampoco centros de vicio con malas mujeres. Sólo hay grupos de marimba entre los jóvenes”, indicó, orgulloso de su pueblo.

Mientras la mayoría de las mujeres se quedan en casa acompañadas de las hijas mayores de 15 años para las labores del hogar, los hombres se van al campo. Siembran frijol y maíz. Por eso, la comida más común es arroz con frijol. No hay mercado, pero una camioneta con huacales de verduras se instala afuera de la primaria Miguel Alemán para venderlas.

Es raro que haya compadres, pero la sociabilidad no se pierde. Hay más cercanía entre los que profesan la misma religión. Sin embargo, en este pueblo no han surgido conflictos o pleitos religiosos.

“Aquí hay mucha armonía en la religión, no como en Los Altos, donde hemos visto que se mezcló la religión con la política y, por lo mismo, hubo pleitos y hasta matanzas”, apuntó el profesor de secundaria Francisco Barrios.

El maestro dice no pertenecer a ninguna religión, pero, en su opinión, el crecimiento de los Testigos de Jehová ha sido benéfico, hasta cierto punto, porque “había gente que antes tomaba mucho y eso les traía una serie de problemas; y ahora su religión les ha ayudado a cambiar su estilo de vida.

Para Elidio Borrayas Ramírez, funcionario municipal de Bejucal de Ocampo, la forma de vida no es diferente por el hecho de que la mayoría de los habitantes sean testigos.

No obstante, los hombres de Bejucal no hacen servicio militar. La cartilla se tramita sólo como un documento de identificación más.

En la entrada del palacio municipal el letrero es muy claro: “Del 15 de enero al 15 de octubre de 2008 se tramitará la cartilla militar para anticipados y remisos”. Sólo deben llevar acta de nacimiento actualizada, comprobante de domicilio y las fotografías.

Los testigos la tramitan porque no se requiere hacer servicio militar y saben que es un documento necesario para solicitar trabajo o hacer trámites, indicó Borrayas.

Las conmemoraciones cívicas se realizan sin problemas, pues ya están acostumbrados a que gran parte de la población no acude. “Lo vemos como algo normal, porque la mayoría son testigos y no se les obliga a nada. Respetamos su forma de pensar y, aunque no voten ni, mucho menos, ocupen un cargo administrativo, respetan a las autoridades”, aseguró.

Al ser cuestionado por Excélsior sobre lo que pasa durante las elecciones, el funcionario del ayuntamiento explicó que, aunque los testigos se mantienen al margen del sufragio, aun así este pueblo ha aprendido a convivir sin conflictos. El 7 de octubre del año pasado fueron las elecciones para presidente municipal y la votación fue escasa. Sólo 30 del padrón acudió a las casillas.

Borrayas Ramírez detalló que sólo acudieron a votar mil 900 personas. Hubo tres candidatos, uno del PAN, otro del PRI y el tercero de la coalición Por el Bien de Todos. Con 993 votos ganó la coalición integrada por el PRD, PT y Convergencia. Ese triunfo, para los testigos de Jehová de Bejucal, no representa ningún cambio, ni para bien ni para mal.

“No votamos porque somos neutrales, no estamos en favor ni estamos en contra; simplemente, cuando alguien ocupa la presidencia municipal, lo respetamos como una autoridad porque llegó a ese puesto por el Creador”, aseveró Abisaí Domínguez, representante de la congregación de los Testigos de Jehová del barrio El Pino, de Bejucal de Ocampo.

Para el predicador, el propósito de su congregación es vivir en armonía. Respetan las creencias de sus vecinos, son amigables con ellos, pero no se mezclan en sus festividades.

Agradecido de ser uno de los predicadores más conocidos en su comunidad, aseguró que los pocos católicos tienen sus festividades y nadie les impide celebrarlas. “Nosotros simplemente no formamos parte de ellas, ni de los honores a la bandera, porque somos testigos y sólo honramos a nuestro creador Jehová”, acotó, mientras separaba maíz en el patio de su casa.

Para él y muchos del pueblo, su religión ha beneficiado a la comunidad. No tienen ambición de enriquecerse ni de tener una casa lujosa, sino su meta es trabajar y seguir en el día a día el ejemplo de Jehová. Son felices porque no hay vicios en la casa, se ayudan entre sí y se mantienen al margen de prácticas que, para ellos, podrían perjudicar su vida. Predicar lo que dice la Biblia les ayuda a ser mejores personas.

“Los testigos de Bejucal tenemos una vida sencilla, somos trabajadores, nos llevamos bien y cuando un familiar o vecino tiene un problema tratamos de ayudarlo, porque el amor se demuestra con hechos”, concluyó Abisaí Domínguez.

Fuente de la información:

http://www.exonline.com.mx/diario/noticia/primera/especiales_nacional/reina_fe_en_jehova/155225

Los Testigos de Jehová - Atestiguan Despunte


Cada 30 minutos, un mexicano se convierte en miembro activo de los Testigos de Jehová, denominación que ha logrado posicionarse como la segunda religión del país, con más de un millón de adeptos. Muchos de ellos, dicen expertos, son católicos desilusionados que encuentran un lugar dónde resolver problemas de violencia y drogadicción. El clero asegura que dicho fenómeno le tiene sin cuidado, pero ya existen municipios donde hay más población leyendo las atalayas que el catecismo



Están dispersos, parecen pocos, pero conforman la segunda religión con más creyentes en todo el territorio nacional. Son los Testigos de Jehová, quienes en la actualidad suman un millón 057 mil 736 practicantes, según el el Atlas de la Diversidad Religiosa en México.

Si bien esto no significa que vayan a convertirse en la religión mayoritaria, lo cierto es que ha sido una de las opciones religiosas no católicas más adoptadas en el país. De hecho, según el Centro de Información sobre Sectas, Religiones y Nuevos Movimientos Espirituales, cada 30 minutos, un mexicano se convierte en integrante activo de los Testigos

A pesar de que en nuestro país 88 por ciento de los mexicanos son católicos, pues 74 millones 612 mil 373 profesan esta religión, en los últimos 30 años los Testigos de Jehová o Torre del Vigía han aumentado en casi todos los rincones del país. Solamente en diez por ciento de los dos mil 443 municipios no tienen presencia.

Pero el boom de su tasa de crecimiento anual no es reciente: ocurrió en la década de los ochenta, época en la que tuvieron crecimientos anuales de hasta 16 por ciento, aunque después esta tasa disminuyó a uno por ciento, en 2003.

Sin embargo, la disminución no es sinónimo de que hay perdido fuerza entre los mexicanos. Rodolfo Casillas, investigador de la pluralidad religiosa de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), enfatiza que su velocidad de crecimiento ha bajado porque entró en un periodo de estabilización, pues no sólo se trata de captar fieles, sino de conservarlos.

Al respecto, Bernardo Barranco, sociólogo especializado en temas religiosos, apunta que su crecimiento se ha detenido porque hay una competencia religiosa muy fuerte, sobre todo ante el movimiento neopentecostal y hasta la Santa Muerte, ésta última que va encaminada al mundo de la informalidad y a sectores más humildes.

Hasta 1950, la mayoría de los Testigos de Jehová se localizaba en países anglosajones, pero a partir de los años 80 empezó a concentrarse en países latinos, como México y Brasil.

Pero ¿cómo lograron adentrarse en el país? A diferencia de otros cultos, que sólo se concentraron en ciertas regiones, esta religión logró su expansión a través de misioneros que se asentaron en diversas comunidades e hicieron una labor de ir casa por casa para invitar a leer la Biblia.

Aunado a ello, Elio Masferrer, profesor e investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), asegura que la Iglesia católica empezó a sufrir una crisis, pues dejó de ser la fuente que definía los valores en la sociedad mexicana.

“La gente empezó a sentir que la Iglesia católica dejó de tener el control social y esto la hizo perder credibilidad, sobre todo cuando aparecieron otras ofertas religiosas”, apunta el antropólogo e historiador.

En palabras de Bernardo Barranco, el catolicismo perdió autoridad moral, porque algunos lo perciben como una Iglesia “anciana”.

Además, añade, la imagen de los jerarcas católicos para muchos mexicanos ha ido en detrimento, porque no son líderes espirituales o morales, sino políticos.

Otro aspecto que ocasionó su disminución es que en México la Iglesia católica se ha alejado de una base popular y le da prioridad a la clase alta. “Dejó en el abandono a un sector un tanto segregado que le dio cabida a otros cultos, como los Testigos de Jehová”, explica.

Mientras la dinámica social y económica en el país durante los años 80 estuvo dirigida a la exclusión, el éxito de los Testigos de Jehová fue la incorporación social.

En opinión de Barranco el culto al trabajo, a la higiene y a la adquisición de hábitos como no beber alcohol, con una filosofía incluyente en sectores que fueron excluidos por la misma dinámica de la economía del país, hizo que esta Iglesia les ayudara a ser parte de una sociedad.

No obstante, los especialistas Casillas y Barranco coinciden en que si bien la gente de sectores marginados ha adoptado esta religión, esto no quiere decir que sólo se dé en grupos pobres; también están presentes en la clase media tanto en zonas urbanas como rurales.

Su aceptación radica también en su metodología. Las formas de proselitismo de ir casa por casa para invitar a leer la Biblia han resultado efectivas porque le han dado un sentido de vida a sectores muy lastimados.

“Hay de clase baja, media y media alta. Es gente que ha sufrido crisis familiares severas como violaciones, golpes familiares, alcoholismo o drogadicción y, de alguna manera, convertirse en Testigo de Jehová le da una posibilidad de vivir sin mayores problemas haciendo cosas que le agradan a Dios”, asevera Masferrer.

Al aceptar esta doctrina, agrega, es como encontrar la forma de alejarse de problemas y le da dignidad a gente que ha tenido baja autoestima.

De acuerdo con el Atlas de la Diversidad Religiosa en México, elaborado por varios centros de investigación social y universidades, casi 15 por ciento de los Testigos de Jehová se concentra en la Ciudad de México y zona conurbada, con 67 mil 656 fieles distribuidos principalmente en Ecatepec, Iztapalapa, Nezahualcóyotl y Gustavo A. Madero. Después le siguen Tijuana, Ciudad Juárez, Puebla, Mérida, Culiacán, Monterrey, Tuxtla Gutiérrez y Guadalajara.

Pero no sólo aquí tienen presencia. También los hay en poblaciones rurales del sureste del país, pues aunque el mayor número está en Ecatepec, en cuestión de concentración de población porcentual, ésta se percibe en los municipios Santiago Laxopa, Santa María Temaxcalapa y San Miguel Quetzaltepec, en Oaxaca.

Un caso especial ocurre en Bejucal de Ocampo, Chiapas, donde los Testigos de Jehová representan más de la cuarta parte de su población, lo cual lo convierte en el único municipio donde la presencia de esta religión es predominante.

En este municipio 36 por ciento de la población no profesa ninguna religión, 26% es testigo de Jehová, 17 por ciento comulga con el catolicismo, siete por ciento lo suman la variedad de religiones protestantes (cinco por ciento es pentecostal y cuatro por ciento adventista).

En cuestión de sexos, esta organización religiosa muestra una mayor presencia de mujeres, sobre todo, entre los 15 a 49 años, aumentando en las de 50 años y más.

Cada religión tiene su propia estructura. Los Testigos de Jehová poseen una red de organización compleja ligada a una disciplina que rechaza festividades nacionales, cumpleaños, Navidad y símbolos patrios.

Están prohibidos los honores a la Bandera, cantar el Himno Nacional, hacer servicio militar y tampoco pueden votar.

Otro punto que ha sido muy criticado es que no aceptan transfusiones de sangre, lo cual ha propiciado conflictos con instancias médicas.

En ese sentido, algunos los han calificado como antisociales y “cerrados”, lo cual para los investigadores Casillas y Masferrer no tiene fundamento.

Bandera tricolor sin honores

Los alumnos de la primaria Miguel Alemán, del barrio El Pino, no llevan uniforme, aunque en su vestimenta no se nota la religión. Sin embargo, cuando se rinden los honores a la Bandera, el Himno Nacional no tiene eco en la mayoría. Cuando lo entonan, se escuchan más los profesores que los estudiantes.

“¡Saludar... ya!”, indicó el director de la escuela, Eleazar Roblero López, pero a esta orden sólo respondió 40% de los alumnos. Los demás se mantuvieron erguidos como soldaditos, mientras la minoría efectuaba el acto cívico.

“De nuestros alumnos, 60% son testigos de Jehová; para ellos el saludo a la Bandera equivale a amar a dioses ajenos a su religión. No los obligamos, pero lamentamos que confundan la creencia con la idolatría”, afirmó el profesor Roblero.

En los 18 años de estar al frente de esta primaria, como docente “queda cierta frustración al no poder inculcar los símbolos que identifican a los mexicanos”, confiesa. “El Día de la Bandera les hablamos sobre su origen y la representatividad que tiene ante otros países, pero su creencia es inquebrantable”, añadió.

Comentó que esa falta de participación limita la realización de eventos dentro de la escuela, además de que los segrega. Aunque cuando llega el recreo, las diferencias se esfuman. Juegan y conviven como en cualquier escuela del país.

Lo mismo pasa dentro del aula. Los alumnos testigos de Jehová son participativos, educados y ordenados, tienen buenas calificaciones, pero no le dan importancia a las materias de civismo e historia. Su religión no afecta su desempeño académico, aseguró el maestro Francisco Barrios Reyes de la Telesecundaria número 50. “Son destacados en clase y no son latosos”.

Pero en los actos cívicos o culturales, los profesores se sienten limitados. “Si queremos hacer bailables regionales para el Día de las Madres, no participan y a veces por su ausencia no completamos parejas. Son contados los que bailan. Esto es un poco triste, porque propicia que no haya mucha participación”, lamentó el maestro.


En esto coincidió Lucio Escalante, profesor de primer grado de la telesecundaria. De los 20 alumnos a su cargo, ocho son testigos, tres católicos y los demás profesan otra o ninguna religión. Dentro del aula, su buen comportamiento destaca sobre los de otras creencias, se nota que leen porque tienen más facilidad de palabra, afirmó.

Floriberta es la alumna más sobresaliente de su grupo. Es testigo de Jehová y en marzo representará a los de primer grado de su escuela en una competencia de conocimientos entre escuelas de la región de la Sierra. Para el maestro Lucio es una alumna con talento, pero Floriberta no podrá ser parte de la escolta, porque su religión se lo prohíbe.

En esta secundaria es más fácil identificar a los testigos. Cuidan higiene y presentación. “Las niñas llevan faldas más largas y los niños traen camisas bien planchaditas, en comparación con otros que asisten sucios”, comentó el profesor.

En un rincón de Bejucal

“Viva Cristo Rey en mi corazón, en mi casa y en mi patria”. Ésta es la única frase religiosa que hay en la parroquia de Bejucal de Ocampo, donde la austeridad se confunde con el abandono.

Sus puertas están abiertas, pero los fieles brillan por su ausencia. En el sencillo altar sobresale un Jesucristo en la cruz y, a un lado, la Virgen de Guadalupe. En las paredes de los costados no hay imágenes de otros santos, tampoco arreglos florales ni confesionario.

Sólo hay tres celebraciones en el año. El 19 de marzo festejan al santo patrono San José; el 8 de diciembre celebran a la Virgen de la Concepción, y el 12 del mismo mes a la Virgen Morena.

Es en marzo cuando la Iglesia católica del pueblo se viste de manteles largos. La feria en honor a San José inicia el 16 y concluye el 19. “Esos días se pone bien bonito. La iglesia luce con vida, hay pelea de gallos, baile popular con marimba y juegos pirotécnicos”, explicó Juan Daniel González, uno de los pocos católicos deBejucal .

Sabe que los feligreses de esta confesión son pocos, pero nunca ha tratado de cambiarse a otra. Su principal creencia es tener fe en un ser supremo, servirle a su pueblo y respetar las leyes del hombre.

No se cuestiona si esto es malo o bueno, pero a sus 62 años, este pensamiento le ha permitido tener “una vida sencilla con grandes satisfacciones”, según enfatizó.

Alejados del reino de este mundo

En el Salón del Reino del barrio El Pino los testigos se reúnen viernes y domingos. Adoran a Jehová y uno de los objetivos es predicar las buenas nuevas del Reino.

Abisaí Domínguez, representante de la congregación de los testigos, contó que en estas reuniones aprenden a conocer a un Dios amoroso y, al mismo tiempo, reciben las advertencias para salvarse.

Con mirada evasiva y un poco renuente a la entrevista, el predicador destacó que su religión se encuentra en 235 países con más de 94 mil congregaciones que suman más de seis millones de fieles de los Testigos de Jehová.

“Esto quiere decir que la obra de nuestro creador se lleva a cabo en todos lados, porque las personas quieren conocer la advertencia de que este mundo en el que vivimos va a desaparecer. Jehová viene a advertirnos lo que debemos hacer para salvarnos”, señaló el predicador.

El señor Domínguez tiene 43 años y cuatro hijos. Deli, la mayor, terminó la secundaria, pero no continuó el bachillerato, porque le queda muy lejos. Ahora ayuda en los quehaceres de la casa.

Su papá es conocido en el barrio como uno de los que mejor se expresa, porque les enseña a conocer a Jehová y así encontrar el camino a la vida eterna.

Para ello, hay que arrepentirse y alejarse de las prácticas prohibidas por la Biblia. “No festejamos cumpleaños ni otras celebraciones nacionales. La Biblia rige nuestros principios y la adoración que le damos a nuestro Creador es limpia, porque Jehová es un Dios santo y quienes lo seguimos tenemos que imitar su ejemplo”, afirmó.

Su disciplina, sin embargo, es muy rígida. Quien comete adulterio, bebe alcohol, consume drogas o cae en la inmoralidad sexual tiene la oportunidad de salvarse; sólo si no se arrepiente y reincide, entonces es expulsado, porque con esos pecados no puede servir a su Dios Jehová.

Fuente de la Información:

http://www.exonline.com.mx/diario/noticia/primera/especiales_nacional/atestiguan_despunte/155224




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¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?


SE ACUSÓ a Jesucristo de ser borracho, glotón, violador del sábado, falso testigo, blasfemo y mensajero de Satanás. También se le inculpó de subversión. (Mateo 9:34; 11:19; 12:24; 26:65; Juan 8:13; 9:16; 19:12.)

Después de la muerte y resurrección de Jesús, sus discípulos fueron de igual modo el blanco de graves acusaciones. Una muchedumbre arrastró a un grupo de cristianos del siglo primero ante los gobernantes de la ciudad, clamando: ‘Estos hombres han trastornado la tierra habitada’. (Hechos 17:6.) En otra ocasión, se llevó al apóstol Pablo y a su compañero Silas ante las autoridades y se les acusó de turbar muchísimo la ciudad de Filipos. (Hechos 16:20.)

Más tarde se acusó a Pablo de ser “un individuo pestilente [...] que promueve sediciones entre todos los judíos por toda la tierra habitada”, así como de querer “profanar el templo”. (Hechos 24:5, 6.) Los judíos principales de Roma reflejaron con exactitud la situación de los seguidores de Jesús cuando reconocieron: “Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”. (Hechos 28:22.)

Está claro, pues, que había quien consideraba a esa nueva comunidad fundada por Jesús como una agrupación religiosa con ideas y prácticas radicales que chocaban con el comportamiento social aceptado entonces. Sin duda, muchas personas de hoy hubieran considerado a los cristianos una secta destructiva. Los opositores eran con frecuencia miembros eminentes y respetados de la sociedad, lo que daba más peso a sus acusaciones. Muchos creyeron las acusaciones lanzadas contra Jesús y sus discípulos. No obstante, como probablemente sepa, cada uno de esos cargos era falso. El hecho de que la gente dijera esas cosas no las hacía verdaderas.

¿Y hoy día? ¿Sería exacto referirse a los testigos de Jehová como una agrupación religiosa con ideas y prácticas que chocan con la conducta social aceptada? ¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?