Los Testigos de Jehová Calumniados...

"Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”.(Hechos 28:22)

¿Condena su fe al mundo?

“Por fe Noé [...] construyó un arca para la salvación de su casa; y por esta fe condenó al mundo.” (HEBREOS 11:7.)

JEHOVÁ concedió a Noé y su familia —solo ocho personas— el privilegio de ser los únicos humanos que sobrevivieron al Diluvio. La vida de los demás contemporáneos de Noé fue acortada cuando Dios los barrió, sepultándolos con agua. Por eso, puesto que Noé es nuestro antepasado común, debemos estar muy agradecidos por la fe que manifestó.

Podemos aprender mucho al examinar la vida de Noé. Las Escrituras nos relatan por qué Dios lo favoreció con salvación, mientras que destruyó a las personas de la generación de Noé. Este mismo relato divino muestra claramente que nuestra generación se encara a un juicio similar por Dios. Respecto a esto, Jesús dijo: “Habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”. (Mateo 24:21.) Si imitamos la fe de Noé, podemos tener la esperanza segura de sobrevivir a la destrucción inminente del inicuo sistema actual. (Romanos 15:4; compárese con Hebreos 13:7.)

Durante los 1.656 años que pasaron desde la creación de Adán hasta el Diluvio hubo muy pocas personas que tuvieron la inclinación de hacer lo bueno. La moralidad decayó rápidamente a un nivel muy bajo. “Jehová vio que la maldad del hombre abundaba en la tierra, y que toda inclinación de los pensamientos del corazón de este era solamente mala todo el tiempo.” (Génesis 6:5.) La violencia, la búsqueda de placeres y la presencia de ángeles materializados que se casaron con mujeres y produjeron una prole de gigantes estuvieron entre los factores que llevaron a la ejecución del juicio de Dios sobre aquel mundo antiguo de la humanidad. Jehová dijo a Noé: “El fin de toda carne ha llegado delante de mí, porque la tierra está llena de violencia como resultado de ellos”. Se le había acabado la paciencia al Creador, el “Juez de toda la tierra”. (Génesis 6:13; 18:25.)

Noé andaba con Dios

¡Cuán diferente fue Noé de la gente de su día! Él “halló favor a los ojos de Jehová. [...] Noé fue hombre justo. Resultó exento de falta entre sus contemporáneos. Noé andaba con el Dios verdadero”. (Génesis 6:8, 9.) ¿En qué sentido andaba Noé con Dios? Hacía lo que era correcto, lo cual incluía predicar como defensor de la justicia y construir el arca en demostración de fe y obediencia. Así, aunque a aquel mundo antiguo se le destruyó porque estaba completamente corrupto, Dios “guardó en seguridad a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas cuando trajo un diluvio sobre un mundo de gente impía”. (2 Pedro 2:5.) Nuestro amoroso y justo Dios, Jehová, no destruyó a los justos junto con los inicuos. Dio instrucciones a Noé para que construyera una enorme arca para la salvación de sí mismo, su casa y algunos animales, con el fin de repoblar la Tierra después del Diluvio. Y Noé “hizo precisamente así”. (Génesis 6:22.)

Al terminar el arca, Dios dijo a Noé: “Entra, tú y toda tu casa, en el arca, porque es a ti a quien he visto justo delante de mí en medio de esta generación”. Pablo lo resume así: “Por fe Noé, habiéndosele dado advertencia divina de cosas todavía no contempladas, mostró temor piadoso y construyó un arca para la salvación de su casa; y por esta fe condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según fe”. (Génesis 7:1; Hebreos 11:7.)

Noé tuvo fe sobresaliente. Creyó lo que Dios dijo en cuanto a que destruiría aquella generación. Tuvo un temor saludable de desagradar a Jehová y fue obediente al construir el arca según las instrucciones que Dios le dio. Además, como predicador de justicia, Noé habló a otros sobre la destrucción inminente. Aunque no prestaron atención a sus palabras, él no permitió que aquel mundo inicuo lo ‘amoldara a sus normas’. (Romanos 12:2, La Biblia, Editorial Herder, 1976.) Más bien, mediante su fe, Noé condenó al mundo por su iniquidad y mostró que merecía destrucción. La obediencia y los actos justos de Noé demostraron que otras personas, además de él y su familia, podrían haber sobrevivido si hubieran estado dispuestas a cambiar su estilo de vida. En realidad, Noé probó que, a pesar de las presiones de su propia carne imperfecta, del mundo inicuo que lo rodeaba y del Diablo, era posible vivir una vida que agradara a Dios.

Por qué Dios destruirá este sistema

Al pasar las décadas de este siglo XX, el mundo se ha hundido cada vez más en la iniquidad. Esto ha sido cierto especialmente desde que estalló la I Guerra Mundial. La humanidad se ha envuelto tanto en la inmoralidad sexual, el delito, la violencia, la guerra, el odio, la avidez y el uso incorrecto de la sangre, que las personas que aman lo que es correcto se preguntan si las condiciones pueden empeorar. No obstante, la Biblia predijo que en nuestra generación habría muchísima iniquidad, lo cual es prueba adicional de que vivimos en “los últimos días”. (2 Timoteo 3:1-5; Mateo 24:34.)

Hoy día, el concepto que se tiene del pecado ha sido amortiguado en la mente de la gran mayoría de la gente. Hace más de 40 años, el papa Pío XII dijo: “El pecado de este siglo es la pérdida de todo sentido del pecado”. La generación actual rehúsa reconocer el pecado y la culpa. En su libro Whatever Became of Sin? (¿Qué habrá sido del pecado?), el Dr. Karl Menninger dice: “La mismísima palabra ‘pecado’ [...] casi ha desaparecido... la palabra junto con la idea. ¿Por qué? ¿Acaso nadie peca ya?”. Muchas personas ya no pueden distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. Pero eso no nos sorprende, pues Jesús predijo tales desenvolvimientos cuando habló de ‘la señal de su presencia’ en “el tiempo del fin”. (Mateo 24:3; Daniel 12:4.)

Se fijó un patrón de juicio en los días de Noé

Jesús trazó un paralelo entre los acontecimientos de los días de Noé y lo que ocurriría durante Su presencia en poder del Reino, a partir de 1914. Dijo: “Así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre [Jesús]. Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre”. (Mateo 24:37-39.)

Sí, como en los días de Noé, las personas hoy no hacen caso. Están tan ocupadas con la vida diaria y los intereses egoístas que rehúsan reconocer que las condiciones actuales difieren de modo significativo de las del pasado y que cuadran exactamente con lo que Jesús dijo que caracterizaría al tiempo del fin. Por años los testigos de Jehová han dicho a la generación de nuestros días que la presencia de Jesús como Rey Mesiánico en el cielo comenzó en 1914 y que desde entonces hemos estado en “la conclusión del sistema de cosas”. (Mateo 24:3.) La mayoría de las personas se mofan del mensaje del Reino, pero aun esto se predijo cuando el apóstol Pedro escribió: “Ustedes saben esto primero, que en los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación’”. (2 Pedro 3:3, 4.)

No obstante, la generación actual no tendrá ninguna excusa cuando estalle la gran tribulación. ¿Por qué? Porque hay relatos bíblicos de juicios divinos de la antigüedad que fijaron un patrón para lo que Dios hará en nuestros tiempos. (Judas 5-7.) La profecía bíblica que hoy se cumple ante los ojos de la gente muestra definitivamente dónde nos hallamos en la corriente del tiempo. Esta generación también ha visto la obra de predicar de los testigos de Jehová y su registro de integridad semejante al de Noé.

Pedro explica lo que ocurrirá a los que no prestan atención a estos hechos. Al igual que Jesús, el apóstol se refiere a lo que ocurrió en los días de Noé, y dice: “Conforme al deseo de ellos, este hecho se les escapa, que hubo cielos desde lo antiguo, y una tierra mantenida compactamente fuera de agua y en medio de agua por la palabra de Dios; y por aquellos medios el mundo de aquel tiempo sufrió destrucción cuando fue anegado en agua. Pero por la misma palabra los cielos y la tierra que existen ahora están guardados para fuego y están en reserva para el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos”. (2 Pedro 3:5-7.)

Puesto que este seguro juicio de Dios está muy cerca, no dejemos que los burlones nos engañen ni nos intimiden. No tenemos que ser destruidos con ellos. Pedro aconseja: “Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa, esperando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová, por el cual los cielos, estando encendidos, serán disueltos, y los elementos, estando intensamente calientes, se derretirán! Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar”. (2 Pedro 3:11-13.)

Imite la fe de Noé para que pueda sobrevivir

Hoy nos encaramos a los mismos desafíos que Noé y su familia afrontaron a fin de calificar para sobrevivir. Como Noé, los testigos de Jehová condenan al mundo por la fe que demuestran, y la apoyan con obras buenas. Pero uno pudiera preguntarse: ‘¿Qué hay de mí? Si la gran tribulación llegara mañana, ¿juzgaría Dios que merezco sobrevivir? Al igual que Noé, que “resultó exento de falta entre sus contemporáneos”, ¿tengo el valor de ser diferente del mundo? ¿O es difícil en ocasiones notar la diferencia entre un mundano y yo por la manera como me comporto, hablo o visto?’. (Génesis 6:9.) Jesús dijo acerca de sus discípulos: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo”. (Juan 17:16; compárese con 1 Juan 4:4-6.)

Pedro aconseja: “Basta el tiempo que ha pasado para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en hechos de conducta relajada, lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber e idolatrías ilegales. Porque no continúan corriendo con ellos en este derrotero al mismo bajo sumidero de disolución, ellos están perplejos y siguen hablando injuriosamente de ustedes”. (1 Pedro 4:3, 4.) Puede que sus anteriores amigos mundanos hablen injuriosamente de usted porque ahora anda con Dios y ya no corre con ellos. Pero, como Noé, usted puede condenarlos por su fe y sus buenas obras efectuadas con modestia. (Miqueas 6:8.)

Dios consideró a Noé un hombre justo. Aquel fiel patriarca “halló favor a los ojos de Jehová”. (Génesis 6:8.) Al examinar sus pensamientos y su conducta a la luz de las normas divinas, ¿cree que Dios aprueba lo que usted hace y todos los lugares adonde usted va? ¿Muestra en ocasiones algún interés en el entretenimiento degradante que es tan popular hoy día? La Palabra de Dios dice que debemos pensar en cosas limpias, sanas y edificantes. (Filipenses 4:8.) ¿Estudia usted con diligencia la Palabra de Dios con el fin de ‘entrenar sus facultades perceptivas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto’? (Hebreos 5:14.) ¿Rechaza las malas compañías y aprecia el compañerismo de adoradores de Jehová en las reuniones cristianas y en otras ocasiones? (1 Corintios 15:33; Hebreos 10:24, 25; Santiago 4:4.)

Después de informar acerca de la terminación del arca, las Escrituras dicen: “Noé procedió a hacer conforme a todo lo que le había mandado Dios. Hizo precisamente así”. (Génesis 6:22.) Aquel hombre piadoso también fue diligente en predicar como testigo de Jehová. Al igual que Noé, usted puede ser un fiel defensor de lo que es correcto al servir de continuo como predicador de justicia. Aunque pocos escuchen, persevere en anunciar la advertencia del fin de este mundo inicuo. Trabaje unidamente con sus compañeros de creencia para efectuar la obra de hacer discípulos antes que venga el fin. (Mateo 28:19, 20.)

Al aplicar las mismas normas rectas y justas que aplicó en los días de Noé, Dios está determinando ahora quiénes sobrevivirán y quiénes perecerán durante la gran tribulación. Jesús asemejó la obra de separación actual a la separación que hace un pastor entre las ovejas y las cabras. (Mateo 25:31-46.) Las personas cuya vida gira en torno a deseos e intereses egoístas no quieren que termine el viejo mundo, y por eso no sobrevivirán. Pero las que evitan la suciedad de este mundo, y mantienen fe firme en Dios al seguir predicando el mensaje del Reino y dando la advertencia del juicio venidero de Jehová, disfrutarán del favor divino como sobrevivientes. Jesús dijo: “Entonces dos hombres estarán en el campo: uno será llevado, y el otro será abandonado; dos mujeres estarán moliendo en el molino de mano: una será llevada, y la otra será abandonada”. (Mateo 24:40, 41; 2 Tesalonicenses 1:6-9; Revelación 22:12-15.)

Herede bendiciones junto con Noé

En profecías paralelas, Isaías y Miqueas, profetas de Dios, describieron lo que sucedería durante los últimos días. Vieron de antemano lo que nosotros vemos cumpliéndose hoy día: a muchas personas de corazón recto que salen del viejo mundo y suben a la montaña simbólica de la adoración verdadera. Estas extienden a otros la invitación: “Vengan, y subamos a la montaña de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas”. (Isaías 2:2, 3; Miqueas 4:1, 2.) ¿Anda usted junto con esta feliz muchedumbre?

Isaías y Miqueas también mencionaron las bendiciones de que disfrutarían los que condenaran por su fe al mundo. Entre estos reinará verdadera paz y justicia, y no aprenderán más la guerra. Tendrán la esperanza segura de recibir una herencia de Jehová y “se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera”. Pero cada persona tiene que tomar una decisión firme, pues Miqueas muestra que hay que escoger uno de dos derroteros, al decir: “Todos los pueblos, por su parte, andarán cada cual en el nombre de su dios; pero nosotros, por nuestra parte, andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre”. (Miqueas 4:3-5; Isaías 2:4.)

Las Escrituras muestran claramente lo que se requiere para sobrevivir a la gran tribulación: fe firme. Noé tenía esa clase de fe, pero ¿qué hay de usted? Si la tiene, al igual que Noé llegará a ser “heredero de la justicia que es según fe”. (Hebreos 11:7.) Noé sobrevivió a la destrucción que Dios decretó que viniera sobre su generación. No solo vivió por 350 años después del Diluvio, sino que será resucitado con la perspectiva de vivir para siempre en la Tierra. ¡Qué magnífica bendición! (Hebreos 11:13-16.) Usted puede recibir esa bendición junto con Noé, su familia y otros millones de personas que aman la justicia. ¿Cómo? Mediante aguantar hasta el fin y condenar al mundo por la fe que usted demuestra.


Fuente de la información:
*** w89 1/10 págs. 10-15 ¿Condena su fe al mundo? ***


(1-3) Noé Aduvo con Dios

(2-3) Noé Aduvo con Dios


(3-3) Noé Aduvo con Dios



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¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?


SE ACUSÓ a Jesucristo de ser borracho, glotón, violador del sábado, falso testigo, blasfemo y mensajero de Satanás. También se le inculpó de subversión. (Mateo 9:34; 11:19; 12:24; 26:65; Juan 8:13; 9:16; 19:12.)

Después de la muerte y resurrección de Jesús, sus discípulos fueron de igual modo el blanco de graves acusaciones. Una muchedumbre arrastró a un grupo de cristianos del siglo primero ante los gobernantes de la ciudad, clamando: ‘Estos hombres han trastornado la tierra habitada’. (Hechos 17:6.) En otra ocasión, se llevó al apóstol Pablo y a su compañero Silas ante las autoridades y se les acusó de turbar muchísimo la ciudad de Filipos. (Hechos 16:20.)

Más tarde se acusó a Pablo de ser “un individuo pestilente [...] que promueve sediciones entre todos los judíos por toda la tierra habitada”, así como de querer “profanar el templo”. (Hechos 24:5, 6.) Los judíos principales de Roma reflejaron con exactitud la situación de los seguidores de Jesús cuando reconocieron: “Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”. (Hechos 28:22.)

Está claro, pues, que había quien consideraba a esa nueva comunidad fundada por Jesús como una agrupación religiosa con ideas y prácticas radicales que chocaban con el comportamiento social aceptado entonces. Sin duda, muchas personas de hoy hubieran considerado a los cristianos una secta destructiva. Los opositores eran con frecuencia miembros eminentes y respetados de la sociedad, lo que daba más peso a sus acusaciones. Muchos creyeron las acusaciones lanzadas contra Jesús y sus discípulos. No obstante, como probablemente sepa, cada uno de esos cargos era falso. El hecho de que la gente dijera esas cosas no las hacía verdaderas.

¿Y hoy día? ¿Sería exacto referirse a los testigos de Jehová como una agrupación religiosa con ideas y prácticas que chocan con la conducta social aceptada? ¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?