Los Testigos de Jehová Calumniados...

"Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”.(Hechos 28:22)

David magnifico ejemplo...


Pocas personas experimentan en su vida cambios tan drásticos como los que experimentó David, hijo de Jesé. De repente, pasó del anonimato de un joven pastor a la fama de un héroe nacional. Más adelante fue un fugitivo perseguido como un animal por un monarca celoso, y después se convirtió en rey y conquistador. Sufrió las dolorosas consecuencias de pecar gravemente: el azote de la tragedia y la división en su familia. Adquirió riquezas y conoció los achaques de la vejez. Pero a pesar de estos numerosos cambios, durante toda su vida confió y se apoyó en Jehová y Su espíritu. Hizo lo sumo posible por presentarse “aprobado a Dios”, y Él lo bendijo (2 Timoteo 2:15). Aunque nuestras circunstancias sean distintas, será aleccionador ver qué hizo David en dichas situaciones. Su ejemplo nos permitirá entender cómo podemos contar con la ayuda constante del espíritu de Dios al afrontar diversos cambios en la vida.

David, magnífico ejemplo de humildad

De muchacho, David no era prominente, ni siquiera en su propia familia. Cuando el profeta Samuel fue a Belén, Jesé le presentó a siete de sus ocho hijos, pero a David, el menor de ellos, lo dejó en el campo cuidando las ovejas. Sin embargo, Jehová lo había escogido para ser el futuro rey de Israel, así que lo mandaron llamar. El relato bíblico dice así: “Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu de Jehová empezó a entrar en operación sobre David desde aquel día en adelante” (1 Samuel 16:12, 13). David confió en ese espíritu durante toda su vida.

El joven pastor no tardó en hacerse famoso en toda la nación. Se le llamó para atender al rey e interpretar música para él. Dio muerte al guerrero Goliat, un gigante tan temible que ni siquiera los soldados más aguerridos de Israel se atrevían a enfrentarse con él. Puesto al mando de los hombres de guerra, David luchó con éxito contra los filisteos. El pueblo lo amaba y componía canciones en su honor. Con anterioridad, un consejero del rey Saúl había dicho que el joven era “diestro en tocar [el arpa]”, pero también “hombre valiente y poderoso y hombre de guerra y persona que habla con inteligencia y hombre bien formado” (1 Samuel 16:18; 17:23, 24, 45-51; 18:5-7).

Fama, buena apariencia, juventud, elocuencia, destreza para la música, aptitudes militares, el favor divino... David parecía tenerlo todo. Cualquiera de estas características pudo haberlo hecho arrogante, pero no fue así. Notemos la humildad sincera con que respondió al rey Saúl cuando este le ofreció a su hija en matrimonio: “¿Quién soy yo y quiénes son mis parientes, la familia de mi padre, en Israel, para que yo llegue a ser yerno del rey?” (1 Samuel 18:18). Un biblista escribió sobre este versículo: “David quiso decir que ni su valía personal ni su posición social ni su linaje lo hacían acreedor a la menor aspiración de convertirse en el yerno del rey”.

La humildad de David se basaba en el reconocimiento de que Jehová es inmensamente superior en todo sentido a los seres humanos imperfectos. De hecho, se maravillaba de que Dios siquiera se fijara en los seres humanos (Salmo 144:3). También sabía que toda la grandeza que él pudiera poseer se debía tan solo a la humildad de Jehová, a que Él se rebajaba a sostenerlo, protegerlo y cuidarlo (Salmo 18:35). ¡Qué hermosa lección! Nuestras habilidades, logros y privilegios jamás deben hacernos altivos. “En realidad, ¿qué tienes tú que no hayas recibido? —escribió el apóstol Pablo—. Entonces, si verdaderamente lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?” (1 Corintios 4:7.) Si queremos tener el espíritu santo y la aprobación de Dios, debemos cultivar la humildad y no perderla (Santiago 4:6).

“No se venguen”

Aunque la fama no volvió orgulloso a David, sí provocó la envidia asesina del rey Saúl, a quien el espíritu de Dios había abandonado. Pese a ser inocente, David tuvo que huir para vivir en el desierto. Saúl lo perseguía sin tregua, y en cierta ocasión entró en una cueva sin saber que David y sus compañeros se habían escondido en ella. Los hombres instaron a David a aprovechar la oportunidad que Dios parecía darle de acabar con su perseguidor. Podemos imaginarlos en la oscuridad, susurrándole: “Aquí está el día en que Jehová de veras te dice: ‘¡Mira! Estoy dando a tu enemigo en tu mano, y tienes que hacerle tal como parezca bien a tus ojos’” (1 Samuel 24:2-6).

David se negó a hacer daño a Saúl. En una demostración de fe y paciencia, se conformó con dejar el asunto en las manos de Jehová. Cuando el rey hubo salido de la cueva, David lo llamó y le dijo: “Juzgue Jehová entre yo y tú; y Jehová tiene que vengarme de ti, pero mi propia mano no vendrá a estar sobre ti” (1 Samuel 24:12). Aunque veía la maldad de Saúl, él no se vengó ni lo insultó ni lo criticó. Y hubo otras muchas ocasiones en que, en vez de tomarse la justicia por su mano, confió en que Jehová enderezaría la situación (1 Samuel 25:32-34; 26:10, 11).

Al igual que David, puede que nosotros nos hallemos en circunstancias difíciles. Quizá suframos la oposición de compañeros de escuela, compañeros de trabajo, familiares u otras personas que no comparten nuestra fe. Si así es, no tomemos represalias, sino esperemos en Jehová y pidámosle la ayuda de su espíritu santo. Es probable que nuestra buena conducta impresione a los opositores y se hagan creyentes (1 Pedro 3:1). Pero, en cualquier caso, podemos estar seguros de que Jehová ve la situación e intervendrá cuando lo estime oportuno. Como escribió el apóstol Pablo: “No se venguen, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová’” (Romanos 12:19).

“Escuchen la disciplina”

Con el paso de los años, David se convirtió en un rey de inmensa prominencia y muy querido. Al observar su fidelidad sobresaliente y los bellos salmos que compuso para alabar a Jehová, fácilmente podría dar la impresión de que era un hombre que jamás cometería un pecado grave. Y, sin embargo, lo cometió. Cierto día contempló desde su azotea a una mujer hermosa que se estaba bañando. Al preguntar sobre ella, se enteró de que se llamaba Bat-seba. También averiguó que su esposo, Urías, estaba en el frente de batalla, así que mandó llamar a la mujer y tuvo relaciones con ella. Más tarde le informaron que estaba embarazada. ¡Qué escándalo se produciría si aquello llegaba a saberse! La Ley mosaica castigaba el adulterio con la muerte. Es evidente que el rey pensó que podría encubrir el pecado, así que mandó que Urías regresara a Jerusalén, con la intención de que pasara la noche con Bat-seba. Pero su plan falló, de modo que, desesperado, lo devolvió al frente con una carta dirigida a Joab, su comandante en jefe, en la que le ordenaba enviar a Urías a una muerte segura. Joab obedeció, y aquel hombre inocente cayó en combate. Una vez que Bat-seba guardó el período de luto acostumbrado, David la tomó por esposa (2 Samuel 11:1-27).

El ardid pareció funcionar, pese a que David debió de saber que todo lo ocurrido estaba abiertamente expuesto ante Jehová (Hebreos 4:13). Pasaron los meses, y el niño nació. Más adelante, el profeta Natán fue a ver a David siguiendo la guía divina y le describió una situación en la que un rico que poseía muchas ovejas se apoderó de la única y querida oveja de un hombre de escasos recursos y la sacrificó. El relato agitó el sentido de la justicia del rey, pero sin hacerle sospechar nada sobre su significado oculto. David se apresuró a condenar al hombre rico. Enfurecido, le dijo a Natán: “[¡]El hombre que hizo esto merece morir!” (2 Samuel 12:1-6).

“¡Tú mismo eres el hombre!”, repuso el profeta. David había dictado el fallo contra sí mismo. Sin duda, su indignación se tornó enseguida en profunda vergüenza y dolor. Aturdido, escuchó de labios de Natán la ineludible sentencia divina. No hubo palabras de consuelo. Con su mal proceder, David había despreciado la palabra de Jehová. ¿Acaso no había matado a Urías con la espada del enemigo? Pues una espada no se apartaría de su casa. ¿No había tomado en secreto a la esposa de Urías? Pues él sufriría una crueldad parecida, pero no en secreto, sino públicamente (2 Samuel 12:7-12).

Hay que decir en favor de David que ni negó sus faltas ni arremetió contra el profeta Natán. Tampoco echó la culpa a otros ni buscó pretextos. Enfrentado con sus pecados, admitió su responsabilidad diciendo: “He pecado contra Jehová” (2 Samuel 12:13). El Salmo 51 refleja su angustia y profundo arrepentimiento. En él suplicó a Jehová: “No me arrojes de delante de tu rostro; y tu espíritu santo, oh, no me lo quites”. Confiaba en que Jehová, en su gran misericordia, no despreciaría “un corazón quebrantado y aplastado” por el pecado (Salmo 51:11, 17). David siguió apoyándose en el espíritu de Dios. Jehová no lo libró de las amargas consecuencias de sus actos, pero sí lo perdonó.

Todos somos imperfectos, y todos pecamos (Romanos 3:23). Hasta pudiéramos cometer algún pecado grave, como le ocurrió a David. Al igual que un padre amoroso disciplina a sus hijos, Jehová corrige a quienes se esfuerzan por servirle. Ahora bien, aunque la disciplina es provechosa, recibirla no resulta agradable. De hecho, a veces es “penosa” (Hebreos 12:6, 11). Pero si ‘escuchamos la disciplina’, podemos reconciliarnos con Jehová (Proverbios 8:33). Para disfrutar de la continua bendición de Su espíritu, debemos aceptar la corrección y esforzarnos por contar con la aprobación divina.

No confiemos en las riquezas inseguras

No hay indicación de que David procediera de una clase social alta ni de una familia próspera, pero durante su reinado amasó una inmensa fortuna. Como sabemos, muchas personas atesoran riquezas, luchan con avidez por incrementarlas o las gastan de un modo egoísta, mientras que otras emplean su dinero en glorificarse a sí mismas (Mateo 6:2). David no hizo nada de eso, pues ansiaba dar honra a Dios. Le expresó a Natán el deseo de construirle un templo a Jehová para albergar el arca del pacto, que en aquel momento estaba en Jerusalén “mora[ndo] en medio de telas de tienda”. A Jehová le agradaron las intenciones de David, pero mediante Natán le comunicó que sería su hijo Salomón quien edificaría el templo (2 Samuel 7:1, 2, 12, 13).

David reunió muchos materiales para esta gran construcción. A Salomón le dijo: “He preparado para la casa de Jehová cien mil talentos de oro y un millón de talentos de plata, y en cuanto al cobre y el hierro, no hay manera de pesarlos por haber llegado a estar en tan grande cantidad; y maderas y piedras he preparado, pero a estas harás añadiduras”. De su fortuna personal, contribuyó 3.000 talentos de oro y 7.000 talentos de plata (1 Crónicas 22:14; 29:3, 4). Su generosa ofrenda no fue una exhibición ostentosa, sino una demostración de fe y devoción a Jehová Dios. Reconociéndolo como la Fuente de su riqueza, le dirigió estas palabras: “Todo proviene de ti, y de tu propia mano te hemos dado” (1 Crónicas 29:14). Su corazón generoso lo impulsó a hacer todo lo posible por fomentar la adoración pura.

Al igual que él, empleemos nuestras posesiones con un propósito noble. En vez de seguir un estilo de vida materialista, es mejor buscar la aprobación de Dios, pues ese es el camino de la sabiduría y la felicidad verdaderas. Pablo escribió: “A los que son ricos en el presente sistema de cosas da órdenes de que no sean altaneros, y de que cifren su esperanza, no en las riquezas inseguras, sino en Dios, que nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas; que trabajen en lo bueno, que sean ricos en obras excelentes, que sean liberales, listos para compartir, atesorando para sí con seguridad un fundamento excelente para el futuro, para que logren asirse firmemente de la vida que realmente lo es” (1 Timoteo 6:17-19). Sin importar cuál sea nuestra situación económica, confiemos en el espíritu de Dios y vivamos de tal modo que nos hagamos “rico[s] para con Dios” (Lucas 12:21). Nada hay más valioso que contar con la aprobación de nuestro amoroso Padre celestial.

Presentémonos aprobados a Dios

David buscó la aprobación de Jehová toda su vida. En una de sus canciones clamó: “Muéstrame favor, oh Dios, muéstrame favor, porque en ti mi alma se ha refugiado” (Salmo 57:1). Su confianza en Jehová no se vio defraudada, pues envejeció y quedó “satisfecho de días” (1 Crónicas 23:1). Aunque cometió errores graves, se le recuerda entre los numerosos testigos de Dios que sobresalieron por su fe (Hebreos 11:32).

Cuando nos sobrevengan cambios en la vida, recordemos que Jehová puede sostenernos, fortalecernos y corregirnos, tal como hizo con David. El apóstol Pablo también afrontó muchos cambios, pero permaneció fiel confiando en el espíritu de Dios. Él mismo escribió: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder” (Filipenses 4:12, 13). Cuando nos apoyamos en Jehová, él nos ayuda a tener éxito. Él desea que lo tengamos. Si lo escuchamos y nos acercamos a él, nos dará las fuerzas necesarias para hacer su voluntad. Y si no dejamos de confiar en el espíritu santo, lograremos ‘presentarnos aprobados a Dios’, tanto ahora como por toda la eternidad (2 Timoteo 2:15).

Fuente de la información: *** w04 1/4 págs. 14-19 párrs. 2-19 Confiemos en el espíritu de Dios frente a los cambios de la vida ***

Parte 1-3



Parte 2-3



Parte 3-3



Algo falla en las transfusiones de sangre

(NC&T) La investigación, financiada por la British Heart Foundation (BHF), encontró que en los pacientes que recibieron una transfusión de hematíes (glóbulos rojos) se incrementaron en tres veces las complicaciones, como por ejemplo ataque al corazón o apoplejía, debidas a la falta de oxígeno en órganos vitales. Éste es un descubrimiento que contradice la creencia ampliamente aceptada de que la transfusión de glóbulos rojos mejora el transporte de oxígeno a los tejidos.


El estudio, realizado por científicos de la Universidad de Bristol y el Instituto del Corazón de Bristol, muestra que los riesgos asociados con las transfusiones se manifestaron sin importar los niveles de hemoglobina (la sustancia que porta el oxígeno en los glóbulos rojos), la edad, o el grado de incapacidad del paciente en el momento de la transfusión.

Los glóbulos rojos suministran oxígeno a los órganos vitales, por lo que resulta razonable que los cardiólogos asuman que los pacientes con bajos recuentos de glóbulos rojos, a consecuencia de hemorragias durante la cirugía o poco después de ésta, se beneficiarían de una transfusión de hematíes. "Este estudio demuestra la importancia de someter a prueba estas creencias tan extendidas, dado que las transfusiones podrían causar más problemas que soluciones", advierte el profesor Peter Weissberg, Director Médico de la BHF.

Los resultados de la investigación ayudarán a hacer la cirugía cardiaca más segura, desarrollando mejores protocolos de transfusión.

Algo falla en las transfusiones de sangre
Glóbulos rojos. (Foto: U. Bristol)
Los investigadores ahora tienen la intención de llevar a cabo un estudio mayor para determinar si cambiando las directrices sobre transfusiones, es posible mejorar el resultado para los pacientes.

Se necesita investigar más para poder evaluar cómo las transfusiones de glóbulos rojos pueden afectar a la inmunidad o a la oxigenación de tejidos, causando estos efectos dañinos, y para determinar cómo se puede mejorar, antes de la transfusión, la seguridad de los productos de sangre donada almacenada.






Fuente:

Tranfusiones de Sangre que transmiten el SIDA















Se imagina ir a un hospital, ser intervenido (a), y en una transfusión de sangre quedar contagiado (a) con el "VIH-Sida”. Nadie, estoy seguro, que nadie, quisiera vivir la odisea y el drama de Judith Rivera Díaz. La mujer de 44 años que confió en el sistema de salud de nuestro país y encontró el mortal virus.


La pesadilla para esta madre empezó en abril pasado. Judith cayó mal de salud, fue internada en el hospital Daniel Alcides Carrión. Ella pensaba que era una dolencia pasajera. Los médicos no. Luego de los exámenes de rigor concluyeron: operación urgente. No lo podía creer, mil cosas pasaron por su cabeza. Sin embargo, lo peor estaba por venir...Era necesaria una transfusión de sangre para controlar complicaciones. Hasta allí todo parecía estar en orden, pero jamás imaginó que recibiría sangre donada por una persona que se encontraba en el “periodo ventana”, en el cual el virus no se evidencia.

Pasaron los días. Llegó el momento de recoger algunos análisis. El mundo se le vino encima a Judith cuando una responsable del hospital le dijo con increíble frialdad e insensibilidad: “usted tiene sida, seguro le contagió su esposo...”. Fue el golpe más fuerte de su vida. Perdió el control, pensó en suicidarse, intentó arrojarse por la ventana. El personal de seguridad impidió un desenlace fatal.

Lejos de recibir apoyo, en el hospital Daniel Alcides Carrión, Judith sólo fue maltratada. Buscó un especialista, éste le recomendó la prueba de “western blot”…Para su infortunio, el resultado arrojó: seropositivo, en la fase uno.

Con la certeza de haber sido contagiada en dicho nosocomio, busco los medios para hacer público su caso. Llamó a RPP, entre sollozos, con el alma destrozada, contó su drama, clamó ayuda y exigió sanción para los culpables.

Las autoridades de Salud, que ya sabían del caso, decidieron intensificar las investigaciones para conocer si hubo negligencia médica o se trata del famoso “periodo de ventana”, en el cual el virus del VIH no se evidencia.

Mientras las indagaciones toman su tiempo, el caso de Judith ha develado, según el presidente de la Asociación Médica Peruana, Herbert Cuba, que hay negligencia en el gobierno. No tenemos un registro de donantes de sangre, y los equipos radioactivos para transfusión sanguínea son obsoletos.

¿Y a usted no le gustaria recibir una Transfusión de sangre, sino para usted tal vez para su pequeño hijo?

Y para muestra un botón:


Las transfusiones de sangre: riesgos y peligros

Queremos empezar esta sección con un artículo fechado el 7/01/2009 del periódico El Mundo con el título “Más seguridad para la sangre donada


El resumen de la noticia sería que “La FDA (la Agencia que regula los medicamentos en EEUU) ha dado el visto bueno a una nueva prueba para detectar los virus del sida y de las hepatitis C y B en la sangre donada. Se trata de un único análisis del ARN de los virus que se realiza en una sola plataforma y en tiempo real.”

Según esta prueba “su único objetivo es elevar la seguridad de la sangre donada mediante una identificación más temprana de infecciones que con las pruebas serológicas tradicionales.”

¿Por qué se hace necesario este nuevo test? Porque, como señala la noticia, “según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 5% de los nuevos casos de sida que se registran cada año se produce por transfusiones sanguíneas, unas cifras que el nuevo análisis tratará de reducir. Asimismo, la sangre contaminada es responsable de entre ocho y 16 millones de infecciones por hepatitis B anualmente y de alrededor de 4,7 millones de casos de hepatitis C.”

Seguro que muchas personas ante un diagnóstico clínico en el que se ve la necesidad de una transfusión de sangre, la mayoría de los pacientes no ponen objeción a este tipo de tratamiento; o bien porque confían en el equipo médico, o bien por falta de información de los verdaderos riesgos de las transfusiones de sangre.

Hemos recopilado algo de información sobre los riesgos que conllevan las transfusiones de sangre y hemos conseguido lo siguiente:


Según Ginecol Obstet Méx 1998; Volumen 66 (7): 277-283

El riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas por vía de la transfusión

El doctor. Ricardo Figueroa Damián, Investigador Titular A. Instituto Nacional de Perinatología, Mex., D.F. Departamento de Infectología e Inmunología, nos recuerda en primer lugar las prácticas inapropiadas más frecuentes en la transfusión.

Prácticas inapropiadas más frecuentes en la transfusión de sangre
- El uso de paquete globular como expansor de volumen.

- El empleo de plasma fresco para mejorar hipoalbuminemia.

- Transfundir paquete globular para mejorar las “condiciones generales del enfermo”.

- La indicación de concentrados plaquetarios como profilaxis en pacientes con púrpura trombocitopénica inmune sin evidencia de sangrado activo.

Riesgos de las transfusiones de sangre
Según este mismo informe los riesgos de las transfusiones de sangre puede ser inmediatos o tardíos:

Reacciones inmediatas:

- Hemólisis
- Fiebre
- Alergia
- Hipervolemia
- Edema pulmonar no cardiogénico
- Hipotermia
- Sepsis bacteriana

Estas se presentan con una frecuencia de que va del 0.04 por ciento para hemólisis hasta el 0.5 por ciento para fiebre.

Las reacciones tardías son más frecuentes, incluyen condiciones que pueden ocurrir después de varios días, hasta reacciones que ocurren años después de la transfusión; entre ellas se encuentra:

Reacciones hemolíticas tardías, de tres a siete días postransfusión.

- Aloinmunización a eritrocitos, leucocitos o plaquetas.

- Enfermedad injerto contra huésped que suele ocurrir en pacientes con transplante de médula ósea o en tratamiento con radio y quimioterapia.

- Púrpura postransfusional y transmisión de enfermedades infecciosas.


Según este mismo informe a continuación se exponen las infecciones transmitidas por transfusión.

Infecciones transmitidas por transfusión
A través de la transfusión puede ser transmitido un número importante de infecciones, en algunos casos la vía de transmisión ha sido bien identificada mientras que en otros potencialmente existe el riesgo de transmitirse por esta vía. En la Tabla III se muestran los microorganismos (MO) en que se ha reconocido claramente su transmisión a través de la transfusión. Entre las infecciones que potencialmente pueden transmitirse por sangre o sus derivados están: fiebre amarilla, dengue, bebesiosis, enfermedad de Lyme, filariasis, enfermedad de Crutzfeldt-Jakob y las infecciones por los virus Ebola y Marburg 3.

Tabla lll.

Microorganismos transmitidos por transfusión

Virus

Parásitos

Bacterias

Virus de inmunodeficiencia humana (VIH)

plasmodium sp

Treponema pallidum

Virus hepatitis B

Bacterias plógenas

Toxoplasma gondii

Bacterias piógenas

Virus hepatitis C

Trypanosoma cruzi

Brucella sp

Virus hepatitis D

Virus hepatitis G

Virus linfotrópico de células T-l(HTLV-I)

Virus linfotrópico de células T-ll(HTLV-II)

Citomegalovirus

Parvovirus B19

A continuación resumimos algunos de los principales riesgos que este informe señala


Resumen de riesgos de tipo infeccioso en las transfusiones de sangre

VIH. Virus de inmunodeficiencia humana

“La estimulación del riesgo actual de transmisión del VIH vía transfusión requiere de numerosas acepciones y de la utilización de modelos matemáticos complejos, debiéndose además tomar en cuenta que las variables usadas en el cálculo del riesgo cambian con el tiempo. Cumming y cols 8 han calculado un riesgo de 1 individuo infectado por 153 000 unidades transfundidas, mostrando además que las medidas de actuales de precaución tienen una seguridad del 99.9%.”

Hepatitis B

“En los EUA a pesar de utilizarse pruebas altamente sensitivas para la detección del VHB en la sangre a ser donada, la hepatitis B aún constituye del 5 al 10% de los casos de hepatitis postransfusional 11.”

Hepatitis C

“En los EUA los estudios de seroprevalencia de anticuerpos contra el VHC (anti-VHC) han mostrado que del 0.2 al 0.6% de los donadores voluntarios están infectados 14. En México la tasa de seroprevalencia de anti-VHC en población abierta es del 0.61% 15 y en mujeres embarazadas del 0.53% 16.”

Hepatitis G

“El VHG es el agente etiológico de hepatitis viral más recientemente identificado, por lo que su curso clínico y pronóstico aún es desconocido. Algunos investigadores no le atribuyen un papel patógeno, mientras que otros, lo asocian con el VHC, por lo que podría ocasionar infecciones persistentes y así causar enfermedad hepática crónica 18. Con base en estudios serológicos, se ha estimado que el VHG es un agente infeccioso frecuente en los EUA, se ha calculado que en ese país de dos a cinco millones de individuos están infectados por el VHG; no obstante, el número de individuos enfermos es bajo 18. La transmisión del VHG se ha relacionado principalmente a transfusión y a transplante de órganos. En el momento actual no se cuenta con ninguna prueba diagnóstica de este virus y por lo tanto no es posible detectarlo en la sangre que va a transfundirse.”


El citomegalovirus (CMV)
Pertenece a la familia de los herpesvirus, como tal ocasiona infecciones latentes. Afecta principalmente células linfoides y neuronales. Es un virus ubicuo en la población humana, sus vías de transmisión son: por secreciones corporales como orina, leche o secreciones nasofaríngeas; perinatal, sexual y iatrogénica que incluye a la transfusión y al transplante de órganos. La infección por el CMV es común y afecta a la mayoría de la población pero el desarrollo de enfermedad es un evento raro. “

“Son los individuos inmunosuprimidos los más susceptible de presentar enfermedad, entre ellos los pacientes con mayor riesgo son: neonatos inmaduros, pacientes con SIDA, y receptores de órganos transplantados 19. “

“El riesgo de adquirir la infección es proporcional al número de unidades transfundidas, estimándose un riesgo de 5 a 12% por unidad 20.”

Para entender el por qué de estas infecciones está el llamado "período ventana"; es decir, el tiempo que tarda el sistema inmunológico en producir suficientes anticuerpos para que sean detectables en un análisis. Recordemos que el tiempo promedio de la producción de estos anticuerpos es de veinticinco días. Sin embargo, en casos excepcionales, puede tardar hasta seis meses. Por lo que si una sangre donada se somete a pruebas de deteccion del VIH o de otros virus o agentes patógenos, no garantiza que sea segura debido a que durante el período ventana el VIH, por ejemplo, no se puede detectar, pero sí transmitirlo.

Otro de los peligros añadidos es la supresión en la capacidad del sistema inmunológico de cumplir su tarea. Informes médicos reconocen que en pacientes de cáncer de colón el utilizar sangre como terapia en una intervención quirúrgica produce un efecto adverso en la supervivencia a largo plazo, en comparación con los que no se transfundieron sangre.

¿Por qué es imposible que haya transfusiones de sangre seguras?

Según Armando Cortés (M.D. y Profesor Titular, Departamento de Patología, Facultad de Salud, Universidad del Valle. Jefe de Laboratorio, Hospital Universitario del Valle. Director Banco de Sangre Cruz Roja Colombiana, Seccional Valle, Cali, Colombia) en el artículo:”Alternativas farmacológicas a las transfusiones de sangre y componentes" comenta:

“La mejor vía para reducir el problema de las enfermedades que se transmiten por transfusión, es disminuir su frecuencia, con órdenes más estrictas que eliminan las transfusiones innecesarias.

No se ha logrado suprimir el riesgo de transmisión de enfermedades con las transfusiones debido a que:

- Ninguna prueba de laboratorio es 100% sensible.

- No se justifica por costos, prevenir muchas otras enfermedades de baja incidencia.

- No existen pruebas para todos los agentes infecciosos, p.e, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.

- La presencia de un temprano período de ventana en las hepatitis B y C, y en la infección con VIH-1 antes que se hayan producido anticuerpos.

- La ineficiencia relativa de la historia del donante y sus selección 2,3,5.”

Conclusión
Después de todo lo expuesto llegamos a la siguiente conclusión: Es muy importante potenciar las terapias alternativas que existen a las transfusiones de sangre para ir abandonando una práctica que, sí puede salvar vidas, pero también destruirlas como las estadísticas confirman. Si hoy una transfusión de sangre tuviese que pasar todos los registros y controles de sanidad como lo tiene que hacer cualquier alimento o medicamento, seguro que no se la admitiría ni como terapia ni como medicamento por los riesgos y efectos secundarios que están implícitas a las transfusiones de sangre. ¡Pero como se llevan utilizando desde hace mucho tiempo!

Como dijo un doctor en una ocasión: "La transfusión más segura es la que no se realiza".

Fuente de la información:

http://saludbio.com/articulo/las-transfusiones-de-sangre-riesgos-y-peligros



Transfusiones de sangre

Por el Dr. Aart Gisolf

09-09-1999

La transfusión de sangre es un tratamiento que se aplica con mucha frecuencia en todos aquellos casos en los que una persona ha perdido mucha sangre debido a una operación, un accidente o una enfermedad.

logotrsLas numerosas noticias sobre el contagio de Sida por vía sanguínea, hacen preguntarse a muchas personas si no hay otras opciones para la transfusión. Y si las hay, ¿por qué no se da una mayor divulgación ?, ¿o es que las instancias y empresas que comercian con sangre temen perder sus ingresos?.

La primera medida para limitar el número de transfusiones de sangre es preguntarse críticamente si verdaderamente es necesario. Por ejemplo con una transfusión de sangre se puede eliminar rápidamente una grave anemia; pero si no existe peligro de muerte para el paciente, también se puede combatir la anemia, aunque más lentamente, con preparados de hierro y otros productos que estimulan la producción de sangre.

Aparte del peligro de contagio del Sida, las transfusiones de sangre presentan otras objeciones: también conllevan riesgo de contagio de hepatitis y otras infecciones víricas. Además a pesar de todas las medidas de precaución, siempre se puede transfundir sangre de una persona infectada.

Además de limitar las transfusiones de sangre, hay otras opciones; la más conocida y cada vez más frecuente, es la autotransfusión sanguínea. Claro que esto sólo es posible cuando la operación está planeada con anticipación y no en caso de accidente o de operación de emergencia.

En la mayoría de las operaciones digamos normales, la posibilidad de que el paciente necesite una transfusión de sangre es sólo del 5%. Si todo el mundo diese dos o tres dosis de sangre, dos semanas antes de la operación, significaría que el 95% de la sangre habría que tirarla, pues no podría ser utilizada por otra persona. Además por un lado, se almacenaría durante demasiado tiempo, y por otro, el donante no habría sido seleccionado conforme a los criterios generales que rigen para las donaciones.

Hay otro inconveniente con respecto a utilización de la propia sangre: cuando una persona tiene una forma primaria de cáncer todavía no descubierta, pueden flotar células cancerosas en la sangre. A través de una autotransfusión volvería a introducirse en el organismo esas células y así, estimular la metástasis. De investigaciones realizadas se desprende que, en un primer estadio de diversas formas de tumores, las células cancerosas van a parar al torrente sanguíneo. Generalmente son destruídas por el sistema inmunitario.

Pero si ese sistema inmunitario se encuentra debilitado por una u otra razón, entonces no puede combatir eficazmente las células cancerosas errantes. Una transfusión de sangre, incluso de la propia sangre, puede significar una sobrecarga adicional para el sistema inmunitario.

Otra forma de evitar la transfusión de sangre ajena es diluir la sangre propia. Directamente antes de la operación y mientras se administra la anestesia, se extrae un litro de sangre del paciente y se le vuelve a introducir inmediatamente después de la operación. De esta manera, si el paciente pierde sangre durante la operación, perderá menos glóbulos rojos. Este método se aplica únicamente en operaciones previstas con antelación. El inconveniente es que supone más trabajo para el anestesista.

La tercera posibilidad es sangre donada por los familiares, algo que en principio se prefiere no hacer, pues los familiares no han sido seleccionados según los criterios estipulados. Además existe otro inconveniente y es el referente a los glóbulos blancos que pueden ser tan parecidos a los de la persona receptora que no son reconocidos como intrusos y, por lo tanto, tampoco son destruidos. Entonces, tienen la posibilidad de multiplicarse, y reaccionar contra el receptor. Esta reacción es bastante rara, pero cuanto más cercana sea la relación familiar, mayor será la posibilidad de que ocurra y entonces las consecuencias pueden ser muy graves para el paciente.

En resumen, hemos visto que hay opciones para la transfusión de sangre ajena, pero presentan sus inconvenientes. Esta es una de las razones por las que los médicos no muestran mucho entusiasmo por esos métodos. Un segundo problema es el trabajo extra que suponen, además de un mayor gasto.

Fuente de la información:

http://static.rnw.nl/migratie/www.informarn.nl/salud/cie_arc_hematologia/cie_transfusiones.html-redirected


TRANSFUSIONES DE SANGRE Y SIDA: una combinación poco citada


El título de este artículo obedece a algo interesante que me ocurrió hoy, 5 días después del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA. Recibí, como es habitual, un boletín de salud de la empresa que me asegura. El tema: sobre la prevención del SIDA. Alli se indicaba con propiedad y sencillez los campos en los que puede evitarse el contagio: las relaciones sexuales, el compartir objetos con potenciales seropositivos y cosas así. Pero en ningún momento se hizo referencia a la posiblidad (escasa, pero muy real) de contagiarse por recibir una transfusión de sangre. Esto no es el primer mundo, donde se pueden acceder a sistemas de salud eficientes. Quizás el caso más representativo de esto es el Judith Rivera Díaz, quien pasó de una situación quirúrgica de rutina al drama de haber sido infectada con VIH. Tal vez no era conciente de los riesgos que entraña una transfusión. Tal vez no estaba informada. Tal vez.

Esto saca sobre el tapete el hecho de que hablar de transfusiones sanguíneas y SIDA es una combinación de factores del que no se habla tanto como de la necesidad de cuidarse al momento de tener relaciones sexuales (usar preservativos) o de con quién se comparten las agujas, los aretes o donde te tatuarás. ¿Por qué? No sabría decirlo con precisión, pero no es novedad para el que está informado (y no hablo de los médicos solamente) que las transfusiones representan un factor más de riesgo para el contagio del SIDA, así existan técnicas y exámenes para evitarlo y la cantidad de infectados por esta causa sea pequeña. Esto en términos estrictamente comparativos, ya que ser parte de ese mínimo porcentaje ha de ser el fin para quien lo padece.

Se ha escrito y estudiado al respecto. Considero oportuno, dada la fecha, citar estar fuentes, son equilibradas y pueden contribuir a estar lo suficientemente informado como para tomar verdaderas precauciones al respecto:

"SIDA ASOCIADO CON TRANSFUSION DE SANGRE" (Francisco Olivares-López, M.C., Infectólogo adscrito al Servicio de Medicina Interna del Hospital General Regional del Instituto Mexicano del Seguro Social en Puebla, Mexico)

"Las transfusiones de sangre... ¿hay riesgos?" (Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, EE.UU)

"UN RECURSO VITAL ESCASO. Sangre artificial" (Publicado en “Futuro”, Página 12, el sábado 27 de marzo de 1999 por Agustín Biasotti)


Fuente de la información:
http://blog.pucp.edu.pe/item/17186

¿Por qué callaron las iglesias?


EL 8 de diciembre de 1993, el profesor Franklin Littell, de la Universidad de Baylor, habló en el Museo del Holocausto de Estados Unidos sobre una “verdad concreta” que turba el ánimo. ¿Cuál era?

Dicha verdad, dijo Littell, es que “seis millones de judíos fueron perseguidos y asesinados sistemáticamente en pleno corazón de la cristiandad por católicos, protestantes y ortodoxos bautizados, que nunca fueron amonestados ni mucho menos excomulgados”. Sin embargo, hubo una voz que no cesó de denunciar el entrometimiento del clero en el gobierno de Hitler. Esa voz, como hemos visto, fue la de los testigos de Jehová.

Hitler y otros tantos cabecillas de su régimen eran miembros bautizados de la Iglesia Católica. ¿Por qué no se les excomulgó? ¿Por qué se abstuvo la Iglesia Católica de condenar los horrores perpetrados por estos hombres? ¿Por qué callaron también las iglesias protestantes?

¿Guardaron realmente silencio las iglesias? ¿Hay pruebas de su cooperación con el esfuerzo bélico de Hitler?

El papel de la Iglesia Católica

El historiador católico E. I. Watkin escribió: “Aunque sea doloroso admitirlo, no podemos negar ni pasar por alto, en pro de un supuesto bien espiritual o de una falsa lealtad, el hecho histórico de que los obispos han apoyado siempre todas las guerras libradas por los gobiernos de sus respectivos países. [...] En lo que respecta al nacionalismo beligerante, han actuado como los portavoces del César”.

Cuando Watkin mencionó que los obispos de la Iglesia Católica ‘habían apoyado siempre todas las guerras libradas por los gobiernos de sus países’, incluyó las guerras de agresión de Hitler. Como admitió Friedrich Heer, profesor católico de Historia de la Universidad de Viena (Austria): “En la cruda realidad de la historia alemana, la cruz y la esvástica se fueron acercando cada vez más, hasta que la esvástica proclamó el mensaje de la victoria desde las torres de las catedrales alemanas, las banderas con la esvástica aparecieron en los altares, y los teólogos, pastores, clérigos y políticos católicos y protestantes aclamaron la alianza con Hitler”.

Tal fue el apoyo incondicional prestado por los jerarcas de la Iglesia a las guerras hitlerianas, que el profesor católico Gordon Zahn comentó: “Cualquier católico alemán que acudía a sus superiores religiosos en busca de guía espiritual y dirección respecto a prestar servicio en las guerras de Hitler, recibía prácticamente las mismas respuestas que hubiera recibido del propio dirigente nazi”.


















El hecho de que los católicos siguieron obedientemente la dirección de sus líderes eclesiásticos fue documentado por el profesor Heer, quien dijo: “De los cerca de treinta y dos millones de católicos alemanes —quince millones y medio de los cuales eran varones— solo siete [individuos] rehusaron abiertamente prestar servicio militar; seis de estos eran austriacos”. Pruebas más recientes indican que unos cuantos católicos más, y también algunos protestantes, opusieron resistencia al Estado nazi a causa de sus convicciones religiosas. Algunos incluso pagaron con su vida, en tanto que sus jefes espirituales se vendieron al Tercer Reich.

Quién más calló, y quién no

Como se ve, el profesor Heer incluyó a los líderes protestantes entre los que “aclamaron la alianza con Hitler”. ¿Es cierta su afirmación?

Muchos protestantes se han recriminado amargamente el silencio que guardaron durante las guerras de agresión de Hitler. Por ejemplo, en octubre de 1945 tuvo lugar una reunión de once destacados clérigos para redactar la llamada Confesión de Culpa de Stuttgart, en la que manifestaron: “Nos acusamos de no haber sido más valientes al declarar nuestras convicciones, más leales al decir nuestras oraciones, más gozosos al expresar nuestra fe y más ardientes al demostrar nuestro amor”.

La historia del cristianismo, de Paul Johnson, refiere: “De un total de 17.000 pastores evangélicos, nunca hubo más de cincuenta que cumpliesen penas prolongadas [por no apoyar al régimen nazi]”. Contrastando a aquellos pastores con los testigos de Jehová, Johnson escribió: “Los más valerosos fueron los Testigos de Jehová, que afirmaron su oposición doctrinaria directa desde el principio y sufrieron las consecuencias. Se negaron a cooperar con el Estado nazi”.

En 1939, año en que estalló la II Guerra Mundial, Consolation citó las siguientes palabras del ministro protestante T. Bruppacher: “Aunque los hombres que se dicen cristianos han fallado en las pruebas decisivas, estos desconocidos testigos de Jehová, como mártires cristianos, mantienen una resistencia inquebrantable frente a la coacción de su conciencia y la idolatría pagana. Algún día, el historiador futuro deberá reconocer que no fueron las grandes iglesias, sino estas personas calumniadas y escarnecidas, las primeras en hacer frente a la ira del demonio nazi [...]. Se niegan a adorar a Hitler y la esvástica”.

En parecidos términos se expresó más tarde Martin Niemoeller, pastor protestante que estuvo en un campo de concentración: ‘Puede decirse sinceramente que en todas las épocas las iglesias cristianas siempre han consentido en bendecir las guerras, las tropas y las armas, y han orado de una forma muy poco cristiana por la aniquilación de sus enemigos’. Y admitió: “Todo esto es culpa nuestra y de nuestros padres; obviamente no es culpa de Dios”.

A lo anterior agregó: “Y pensar que los cristianos de hoy nos avergonzamos de la llamada secta de los estudiantes serios de la Biblia [testigos de Jehová], centenares, e incluso millares, de los cuales han sido enviados a los campos de concentración y han muerto por negarse a prestar servicio en la guerra y a disparar a seres humanos”.

Susannah Heschel, profesora de Estudios Judaicos, descubrió varios documentos que demuestran que el clero luterano deseaba, sí, ansiaba, apoyar a Hitler. Según ella, los líderes clericales rogaron que se les concediera el privilegio de desplegar la esvástica en sus iglesias. La abrumadora mayoría de los eclesiásticos no fueron colaboradores obligados, como lo revelan las pruebas, sino apoyadores fervorosos de Hitler y sus ideales arios.

Durante las conferencias de la profesora Heschel, los concurrentes suelen preguntarle: “¿Qué más pudimos haber hecho?”.

“Pudieron haber imitado a los testigos de Jehová”, replica ella.

Por qué callaron
La razón por la que las iglesias callaron es evidente. Se debió a que la clerecía y sus rebaños habían abandonado las enseñanzas de la Biblia en favor de la cooperación con el estado político. En 1933, la Iglesia Católica firmó un concordato con los nazis. El cardenal Faulhaber escribió a Hitler: “Este apretón de manos con el Papado [...] es un hecho de valor incalculable. [...] ¡Quiera Dios conservar al canciller al frente de nuestro pueblo!”.

En efecto, la Iglesia Católica, al igual que otras confesiones, pasaron a ser agentes del perverso gobierno de Hitler. A pesar de las palabras de Jesús de que sus seguidores “no son parte del mundo”, las iglesias y su grey fueron parte integrante del mundo de Hitler. (Juan 17:16.) En consecuencia, no denunciaron los horrores que los nazis cometieron contra la humanidad en los campos de exterminio.

Cierto es que algunos católicos, protestantes y miembros de otras religiones se opusieron con valentía al Estado nazi. Pero mientras algunos lo pagaban con su vida, sus cabezas espirituales, que alegaban servir a Dios, servían de marionetas del Tercer Reich.

Mas hubo una voz que no dejó de oírse. Si bien los medios de comunicación en conjunto pasaron por alto el protagonismo de las iglesias en el drama nazi, los testigos de Jehová se sintieron obligados a denunciar la traición y la hipocresía del clero, dando detalles de su complicidad entre bastidores. Durante los años treinta y cuarenta, las páginas de la revista precursora de ¡Despertad! y otras publicaciones hicieron fuertes acusaciones contra las organizaciones religiosas que se convirtieron en instrumentos del nazismo.

Se reconoce a los auténticos seguidores de Cristo

Los testigos de Jehová son del todo diferentes de las religiones del mundo. No siendo parte de este, se abstienen de intervenir en las guerras de las naciones. En obediencia a las instrucciones de Dios, ‘han batido sus espadas en rejas de arado’. (Isaías 2:4.) Y en obediencia a los mandatos de Cristo, se aman unos a otros. (Juan 13:35.) Esto significa que nunca van a la guerra ni se atacan entre sí.

Cuando se trata de identificar a los auténticos adoradores de Dios, la Biblia dice claramente: “Los hijos de Dios y los hijos del Diablo se hacen evidentes por este hecho: Todo el que no se ocupa en la justicia no se origina de Dios, tampoco el que no ama a su hermano. Porque este es el mensaje que ustedes han oído desde el principio, que debemos tener amor unos para con otros; no como Caín, que se originó del inicuo y degolló a su hermano”. (1 Juan 3:10-12.)

En efecto, la historia da testimonio de que los testigos de Jehová siempre han mostrado amor al prójimo, incluso ante intensa presión. Cuando Hitler declaró la guerra por toda Europa, los Testigos se mantuvieron firmes ante los brutales esfuerzos nazis por hacer que participaran en la orgía de sangre. La profesora Christine King resumió muy bien el asunto: “Los testigos de Jehová sí dejaron oír su voz. La dejaron oír desde el principio, al unísono. Y hablaron con tal valentía, que nos han dado una lección”.

Hasta que este mundo goce de seguridad bajo el mando amoroso del gobierno de Jehová, libre de guerras y maldad, los testigos de Jehová dejarán oír su voz. Mientras sea la voluntad del Señor Soberano Jehová, esta revista (Atalaya y Despertad) continuará denunciando las perversidades del mundo satánico y proclamando la única esperanza verdadera para la humanidad, el Reino de Dios. (Mateo 6:9, 10.)


Prefirieron sufrir antes que servir a HITLER...

Helene Gotthold, un testigo de Jehová, fue decapitada por sus creencias religiosas el 8 de diciembre de 1944 en Berlín. Está fotografiada con sus hijos. Alemania, 25 de junio de 1936.
Helene Gotthold, un testigo de Jehová, fue decapitada por sus creencias religiosas el 8 de diciembre de 1944 en Berlín. Está fotografiada con sus hijos. Alemania, 25 de junio de 1936.


United States Holocaust Memorial Museum

Waltraud Kusserow, un testigo de Jehová, fue arrestada varias veces por negarse a hacer el saludo
Waltraud Kusserow, un testigo de Jehová, fue arrestada varias veces por negarse a hacer el saludo "Heil Hitler". Pasó dos años y medio en la cárcel. Alemania, posterior a 1945.


Fuente de la información:
http://www.ushmm.org/wlc/media_ph.php?lang=es&ModuleId=10007276&MediaId=3483

http://www.ushmm.org/wlc/media_ph.php?lang=es&ModuleId=10007276&MediaId=3477

¡Adelante testigos!





¡Adelante testigos! Interpretado por: Simone Arnold Liebster
Letrista: Erich Frost
Compositor: Erich Frost
Título Original: Forward, You Witnesses

Enlace para escucharlo: http://www.ushmm.org/wlc/media_so.php?lang=es&ModuleId=10007276&MediaId=6187

El músico Erich Frost era Testigo de Jehová, devoto militante en la resistencia religiosa contra la autoridad de Hitler. Frost fue atrapado cuando ingresaba a Alemania panfletos de contrabando desde Suiza y fue deportado al campo de concentración Sachsenhausen, cerca de Berlín. Allí, compuso esta canción en 1942. Frost sobrevivió a la guerra y murió en 1987. Esta traducción fue tomada de un cancionero de los Testigos de Jehová.

Simone Arnold Liebster nació en Mulhouse, Alsacia francesa, en 1930 y fue quien cantó la versión en inglés de la canción. Luego de la incorporación de Alsacia al territorio alemán del Reich durante la Segunda Guerra Mundial, la familia Liebster sufrió el hostigamiento de los nazis por profesar la fe de los Testigos de Jehová. Tanto su padre (Adolphe Arnold) como su madre fueron arrestados y enviados a campos de detención y de concentración, y ella fue enviada a una institución correccional por ser una joven "rebelde". Liebster ha publicado una autobiografía, Facing the Lion: Memoirs of a Young Girl in Nazi Europe.


Erich Frost, Simone Liebster

Versión en inglés:
Firm and determined in this time of the end,
Prepared are God's servants the good news to defend.
Though Satan against them has vaunted,
In God's strength they keep on undaunted.

Then, forward, you Witnesses, ever strong of heart!
Rejoice that in God's work you too may have a part!
Go tell far and wide God's new order is near.
That e'er long its rich blessings will be here!

Justice and truth have been pushed aside by man.
The name of Jehovah the wicked seek to ban.
These must be restored to their places
By Christians with bold, beaming faces.

Then, forward, you Witnesses, ever strong of heart!
Rejoice that in God's work you too may have a part!
Go tell far and wide God's new order is near.
That e'er long its rich blessings will be here!

Soldiers of Jah do not seek a life of ease.
The world and its rulers they do not try to please,
Unspotted at all times remaining,
Integrity always maintaining.

Then, forward, you Witnesses, ever strong of heart!
Rejoice that in God's work you too may have a part!
Go tell far and wide God's new order is near.
That e'er long its rich blessings will be here!

TESTIGOS DE JEHOVÁ: PERSECUCIÓN ENTRE 1870 Y 1936


United States Holocaust Memorial Museum

Waltraud Kusserow, un testigo de Jehová, fue arrestada varias veces por negarse a hacer el saludo "Heil Hitler". Pasó dos años y medio en la cárcel. Alemania, posterior a 1945.
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Durante el régimen nazi, los Testigos de Jehová eran blanco de persecución porque se negaban, por sus convicciones religiosas, a jurar lealtad a un gobierno mundano o a prestar servicios en sus fuerzas armadas. Los Testigos de Jehová también se dedicaban a actividades misioneras para captar adeptos a su fe. Los nazis percibieron la negativa a comprometerse con el estado y los esfuerzos por tratar de convertir a la gente como actos abiertamente políticos y subversivos. A diferencia de los judíos y romaníes (gitanos) que eran perseguidos por los nazis por motivos raciales, los Testigos de Jehová tenían la posibilidad de evitar la persecución y el daño personal si se sometían a la autoridad del estado y servían en las fuerzas armadas. Como tal sometimiento violaba sus creencias religiosas, la gran mayoría de los Testigos de Jehová se negó a abandonar su fe, incluso ante la inminencia de la persecución, la tortura en los campos de concentración o la muerte.

Fundada en la ciudad estadounidense de Pittsburg en 1872 por Charles Taze Russel como la Sociedad Internacional para el Estudio de la Biblia, el grupo tomó el nombre de “Testigos de Jehová” en 1931. La sociedad comenzó la actividad misionera en Europa en la década de 1890. En 1902, se abrió en Elberfeld, Alemania, la primera oficina sucursal de la Sociedad de la Atalaya. En Alemania, los Testigos de Jehová se hicieron conocidos como la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia. A comienzos de la década de 1930, un número estimado entre 25.000 y 30.000 alemanes (el 0,38 % del total de una población de 65 millones) era miembro de los Testigos de Jehová o simpatizaba con ellos.




Incluso antes de 1933, los Testigos de Jehová fueron objeto de prejuicios. Las corrientes dominantes de las iglesias católica y luterana los consideraban herejes. Además, los ciudadanos consideraban invasiva la tarea misionera de los testigos de golpear las puertas de las casas y predicar. Los estados alemanes habían intentado poner un freno a la tarea misionera a través del estricto cumplimiento de las leyes contra el proselitismo. En varias oportunidades, algunas jurisdicciones por separado prohibieron la literatura religiosa de los testigos, incluidos las revistas La Atalaya y La Edad de Oro. Durante el periodo de Weimar, sin embargo, los tribunales alemanes fallaban a menudo a favor de la minoría religiosa.

Antes de que los nazis llegaran al poder, grupos nazis locales (funcionarios partidarios u hombres de la SA) que actuaban fuera de la ley, irrumpían en las reuniones de estudio de la Biblia y agredían a los testigos.





Descripción de las reuniones clandestinas de los Testigos de Jehová en la Alemania Nazi...
Historias personales





Luego de que los nazis llegaron al poder, la persecución de los Testigos de Jehová se intensificó. Los testigos creían que pertenecían al Reino de Jehová y consideraban a todos los poderes mundanos aliados involuntarios de Satán. Se negaban a jurar lealtad al régimen nazi. Además, sus contactos internacionales organizativos y teológicos le causaban repugnancia a la policía del estado nazi. Al principio, la indiferencia de los testigos hacia el estado nazi se manifestaba en la negativa a levantar los brazos en el saludo Heil Hitler, la negativa a formar parte del Frente de Trabajo Alemán (al que todos los trabajadores asalariados se vieron obligados a unirse luego de que los nazis declararan ilegales a los sindicatos), la negativa a participar en las colectas de acción social de los nazis y a votar en las elecciones. Asimismo, no formaban parte de los desfiles y mítines políticos nazis.




Las autoridades nazis denunciaron a los Testigos de Jehová por sus vinculaciones con los Estados Unidos y se burlaban de la supuesta profecía revolucionaria de su prédica que anunciaba que el Apocalipsis antecedería el reinado de Cristo en la tierra como parte del plan de Dios. Vincularon a los Testigos de Jehová a la idea nazi de “judaísmo internacional”, señalando la dependencia de los testigos de determinados textos del Viejo Testamento. Los nazis experimentaban este tipo de conflictos con varias de las sectas protestantes más pequeñas, pero sólo los Testigos de Jehová se negaron a levantar sus brazos o a jurar lealtad al estado.

Cuando Alemania restableció el servicio militar obligatorio en 1935, los Testigos de Jehová en general se negaron a enrolarse. En Alemania, como en los Estados Unidos, se negaron a prestar servicios en las fuerzas armadas durante la Primera Guerra Mundial. Aunque no eran pacifistas, se negaban a portar armas en nombre de cualquier poder temporal. Los nazis persiguieron a los Testigos de Jehová por no presentarse para alistarse en el servicio militar obligatorio y arrestaron a aquellos que realizaban tareas misioneras por considerar que debilitaban la moral de la nación.

Los niños de los Testigos de Jehová también padecieron bajo el régimen nazi. En clase, los maestros ridiculizaban a los niños que se negaban a hacer el saludo Heil Hitler o a cantar canciones patrióticas. Los directores encontraban razones para expulsarlos. Siguiendo el ejemplo de los adultos, los compañeros de clase evitaban o golpeaban a los niños de los testigos. En ocasiones, las autoridades solicitaban que se les quitaran los niños a los padres que eran testigos y se los enviara a otras escuelas, orfanatos u hogares privados para que fueran criados como “buenos alemanes”.

Apenas asumió Hitler como canciller, las autoridades bávaras prohibieron la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia. Durante la primavera y el verano de 1933, la mayoría de las jurisdicciones alemanas hizo lo mismo. En 1933, la policía ocupó las oficinas de los testigos en dos oportunidades y confiscó literatura religiosa. A pesar de la persecución y el hostigamiento oficial, los testigos continuaron con las reuniones y la distribución de literatura de manera encubierta. A menudo, la literatura se ingresaba de contrabando desde el exterior.

Al principio, los líderes de los Testigos de Jehová intentaron encontrar una manera para trabajar con el gobierno nazi. En octubre de 1934, la conducción de los testigos envió una carta al gobierno del Reich donde explicaba sus creencias centrales y expresaba su compromiso con la neutralidad política. La carta planteaba que los Testigos de Jehová “no estaban interesados en cuestiones políticas, sino que estaban completamente comprometidos con el Reino de Dios bajo el mando de Cristo su Rey”. Las autoridades alemanas respondieron con hostigamiento político y económico. Los testigos que continuaron con las tareas misioneras o que se negaron a formar parte de las organizaciones nazis perdieron sus trabajos y los beneficios sociales y de desempleo, o fueron arrestados.

En respuesta a los esfuerzos nazis por destruir la secta, los Testigos de Jehová se convirtieron en una isla de resistencia espiritual a la demanda nazi de un compromiso alemán absoluto hacia el estado. La Sociedad Internacional de Testigos de Jehová apoyó pública y completamente los esfuerzos de sus hermanos que se encontraban en Alemania. En una convención internacional que se realizó en Lucerna, Suiza, en septiembre de 1936, los delegados de los testigos de todas partes del mundo emitieron una resolución en la que condenaban severamente al régimen nazi. La organización internacional también publicó literatura donde se denunciaba la persecución nazi a los judíos, comunistas y socialdemócratas, y se criticaba la remilitarización de Alemania y la nazificación de las escuelas y universidades, y se condenaba la agresión nazi a las religiones organizadas.



Fuente de la Información:
http://www.ushmm.org/wlc/article.php?lang=es&ModuleId=10007276


¿Adónde volverse con confianza?

¿SE VE usted afectado por la “crisis respecto a la confianza”? Por toda la Tierra hay una crisis de esa índole... de falta de confianza en los líderes.

Recientemente una revista jesuita presentó este comentario: “Parece que la crisis respecto a la confianza con que se considera al gobierno es . . . una disposición que coincide en su extensión con la del mismo orden político internacional.” Y el canciller del Centro Universitario de Atlanta dijo: “La gente está pasando por una crisis respecto a confianza.”

Quizás usted se dé cuenta de que muchas personas, al enterarse de lo extensamente esparcida que está la corrupción, han perdido confianza en los líderes gubernamentales y comerciales. ¡Pero muchos no tienen confianza tampoco en los líderes religiosos!

Cuando un reportero le preguntó a un muchachito de cinco años de Illinois, Estados Unidos, qué pensaba acerca de Dios, el jovencito contestó: “Dios vive en una caja toda la semana y sale los domingos con un traje raro para hablar acerca de dinero.” El jovencito estaba pensando en un clérigo. ¿Por qué cree usted que se quedó con esa impresión? Aunque hay quienes tienen una buena opinión de su ministro o sacerdote, ¿cuál es la impresión general? Por ejemplo, ¿cree usted que otros veinte años de vida inculcarán en este muchacho profunda confianza en los líderes religiosos? Francamente, lo que la mayoría de la gente ve, oye y lee acerca de muchos de los clérigos ha resultado en una “crisis de confianza” en cuanto a los líderes religiosos también.

Sin embargo, esta situación no es razón para que usted quede sin recursos cuando tiene problemas espirituales o morales. Ni cuando necesita consejo sano basado en la Palabra de Dios. Hay una fuente de ayuda a la cual puede volverse con confianza y recibir ayuda amorosa, equilibrada.

EN LA CONGREGACIÓN CRISTIANA

En un tiempo en que su nación se había corrompido, el profeta Jeremías dijo: “Guárdense ustedes cada uno de su propio compañero, y no cifren su confianza en ningún hermano. Porque . . . todo compañero mismo andaba por todos lados como mero calumniador.”—Jer. 9:4, 5.

Sin embargo ¡qué contraste hay con relación a los testigos de Jehová hoy día! En el libro Religious Movements in Contemporary America (1974), L R. Cooper señaló: “En su propia vida de congregación los Testigos forman una comunidad genuina de confianza y aceptación.” Esa confianza mutua se encuentra en sus congregaciones por todo el mundo.

Pero hay todavía más que solo el espíritu general de confianza. En cada congregación hay un cuerpo de ancianos, hombres de mayor edad en sentido espiritual que tienen la confianza del rebaño y que pastorean y ayudan a todos los que componen la congregación. Si usted ya está asociado, con los testigos de Jehová, es probable que esté familiarizado con los cristianos maduros del cuerpo local de ancianos. Pero ¿sabe por qué usted puede acudir a ellos con confianza? ¿Cómo pueden ayudar a usted y a sus amados?

Note la descripción profética que de esos ancianos devotos dio Isaías: “Cada uno tiene que resultar ser como escondite contra el viento y escondrijo contra la tempestad de lluvia, como corrientes de agua en país árido, como la sombra de un peñasco pesado en una tierra agotada.” (Isa. 32:2) De modo que usted puede conseguir consuelo y protección si considera a estos ancianos cristianos maduros como hombres dignos de su confianza. Como Isaías pasó a decir: “Mi pueblo tiene que morar en un lugar de habitación pacífico y en residencias de plena confianza y en lugares de descanso sosegados.”—Isa. 32:18.

Su confianza en estos hombres debe vigorizarse al reflexionar en las cualidades bíblicas que tuvieron que satisfacer a fin de ser ‘nombrados por espíritu santo’ para ser ancianos. Aunque hay variedad en cuanto a edad, personalidad y cantidad de experiencia, cada uno tiene que ser “moderado en los hábitos, de juicio sano, ordenado, hospitalario, capacitado para enseñar, no un borracho pendenciero, no un golpeador, sino razonable, no belicoso, no amador del dinero, . . . no un hombre recién convertido.”—1 Tim. 3:2-7; Tito 1:5-9; Hech. 20:28.

Puesto que los ancianos no son hombres ‘recién convertidos,’ usted estará tratando con hombres que han progresado a la madurez espiritual y han tenido bastante experiencia como cristianos. Sin embargo no están “por encima” de usted. ¿No lo atrae a ellos el que no asuman títulos religiosos altisonantes, ni siquiera “Caudillo”? (Mat. 23:8-12) Sin embargo, la Biblia dice que “llevan la delantera entre ustedes.” ¿De qué manera? Bueno, están “velando por las almas de ustedes como los que rendirán cuenta.” Y son cristianos que “trabajan duro en hablar y enseñar.” (Heb. 13:17; 1 Tim. 5:17) Usted puede ver, pues, por qué debería ser simplemente natural el que usted desarrollara confianza en ellos.

Es verdad que no son perfectos; cada uno puede tener limitaciones y aspectos en que esté mejorando. Pero ¿no sucedió así en el caso de los apóstoles también? ¿No los criticaban personas sumamente criticonas? (2 Cor. 10:10) Por otra parte, los cristianos equilibrados del primer siglo tenían verdadera confianza en los apóstoles. Reconocían que, aunque los apóstoles eran personas humanas imperfectas, en cuanto a lo espiritual estaban obviamente calificados y habían sido nombrados por espíritu santo. (Gál. 4:13, 14) ¿No debería usted, igualmente, tener confianza en los ancianos ahora?

Es interesante que la Biblia muestra que no eran solo los apóstoles quienes disfrutaban de la confianza de los hermanos, sino otros ancianos también. Por ejemplo, cuando Pablo escribió a los corintios acerca de enviar a Tito con contribuciones para los cristianos necesitados de Jerusalén, añadió: “Estamos enviando junto con [Tito] al hermano cuya alabanza relacionada con las buenas nuevas se ha extendido por todas las congregaciones.” (2 Cor. 8:18) ¿Quién era ese otro hermano? El comentarista Albert Barnes dice: “Es imposible determinar con certeza quién era . . . Quienquiera que haya sido, era alguien bien conocido, en quien la iglesia de Corinto podía tener entera confianza.”

Pero ¿qué envolvería el abordar a un anciano? ¿Y de qué podría ayudarle él?

MANIFESTANDO SU CONFIANZA

Probablemente usted se da cuenta de que un anciano no puede decidir las cosas para usted. En la mayoría de los asuntos el cristiano tiene que tomar individualmente su propia decisión. Pablo escribió: “Porque cada uno llevará su propia carga de responsabilidad.” (Gál. 6:5) También, reconociendo que los ancianos “trabajan duro en hablar y enseñar,” usted no querría estar buscándolos constantemente con relación a todo detalle de la vida. Sin embargo, ellos ayudan gustosamente si un cristiano necesita consejo mientras pesa un asunto a la luz de la Palabra de Dios.

Pudiera ser que usted afrontara una decisión importante o tuviera un problema que estuviera tratando de resolver. ¿Cómo podría ayudarle el anciano que usted abordara con confianza? Bueno, la razón por la cual usted lo está abordando es que tiene confianza en él debido a que califica espiritualmente. Por eso, puesto que él es una persona que ‘se adhiere firmemente a la fiel palabra en lo que toca a su arte de enseñar,’ tratará de compartir con usted el consejo de Dios sacado de la Biblia. El que usted entienda y aplique este consejo le ayudará a actuar con sabiduría.—Sal. 19:7-11; 1 Tim. 4:6.

Dependiendo de la naturaleza del asunto, es posible que él le pida a otro anciano que considere el asunto junto con ustedes dos. Eso es excelente. Recuerde que Pablo no envió solo a Tito. Para que no hubiese duda en cuanto a si el asunto se había manejado apropiadamente, Pablo envió a otro hermano en quien los corintios confiaban. (2 Cor. 8:20) Por consiguiente, si dos ancianos consideran el asunto con usted, usted podría sacar provecho del consejo bíblico y la experiencia cristiana de ambos. Tocante a esto, Proverbios 15:22 nos dice: “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial, pero en la multitud de consejeros hay logro.”

Sírvase notar que esto será “habla confidencial.” Lo que usted considere con estos ancianos no se hará información pública. Los ancianos se encargan de no andar “descubriendo habla confidencial.” (Pro. 20:19) De hecho, ha habido casos en que una persona que comienza a asociarse con los testigos de Jehová ha buscado consejo de los ancianos acerca de conducta ilegal en el pasado, como el hurtar. Esa persona pudo hacer esto con la seguridad de que los ancianos no revelarían lo que les dijo en confianza. En vez de eso, suministraron consejo de la Biblia en cuanto a cómo el individuo podía poner su vida en armonía con los caminos de Jehová.—Pro. 18:24.

Quizás la ayuda que usted busque tenga que ver con una pregunta bíblica. Aunque el anciano no sea sexagenario o septuagenario, no es un novicio rematado en asuntos bíblicos. Ha estado estudiando la Biblia y las publicaciones cristianas por algunos años. Por consiguiente, pudiera recordar haber leído alguna información sobre la mismísima pregunta que usted tenga. O pudiera pasar algún tiempo con usted mostrándole cómo preguntas o asuntos de esta clase se pueden investigar usando ayudas como los índices de las publicaciones de la Watch Tower. Esa ayuda será doblemente provechosa para usted. Primero, usted puede hallar allí mismo una consideración del asunto, a la luz de la Biblia, que puede estudiar cuidadosamente. Segundo, mientras hace eso pudiera aprender cómo puede buscar información en el futuro. ¿No podemos estar agradecidos de tener a nuestra disposición tales fuentes de ayuda a las cuales volvernos con confianza?

Usted también puede abordar a un anciano cristiano con confianza si ha cedido a la tentación y ha pecado. Recuerde que los ancianos son humanos también. Por eso puede estar seguro de que se esforzarán por ser comprensivos y considerados. Ellos tienen presente este consejo divino: “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad.” (Gál. 6:1) Ellos querrán ayudar a restaurarlo, para que usted pueda continuar sirviendo a Jehová y recibir sus bendiciones. Y tratarán de hacer esto con apacibilidad.

Usted sabe que estos hombres no son simples asalariados desinteresados. No se les paga para que sirvan a la congregación, sino que son hombres espirituales impelidos por amor a Jehová y a los que se están esforzando por hacer Su voluntad. Al manifestar confianza en ellos, y así recibir el beneficio de sus oraciones y consejo bíblico, usted puede continuar siendo una persona en intimidad con Jehová. Como nos dice Proverbios 3:32: “El perverso es una abominación al SEÑOR, pero los rectos se hallan en su confianza.”—Revised Standard Version.

Fuente de la información:
*** w76 15/2 págs. 124-126 ¿Adónde volverse con confianza? ***

Los peleadores contra Dios están perdiendo la batalla
















“De seguro pelearán contra ti, pero no prevalecerán contra ti, porque ‘Yo estoy contigo,’ es la expresión de Jehová, ‘para librarte.’”—Jer. 1:19.

¡PELEADORES contra Dios! No en el sentido de pelear contra las leyes de la creación de Dios, como la ley de la gravitación. Sino peleadores contra Dios en el sentido de pelear contra la organización visible de su pueblo escogido y la obra que él les manda hacer. En tiempos modernos, hombres que respetan profundamente las leyes de la creación descubiertas por la ciencia quizás estén peleando contra el Dios de La Santa Biblia. Para su propia mortificación, están perdiendo la batalla.—Hech. 5:39.

A esos peleadores contra Dios sin duda les parece presunción el que una organización pequeña en la Tierra se considere la organización sobre la cual Dios ha colocado su protección especial para librarla de los que pelean contra él. Pero ¿a qué conclusiones mentales deberían conducirla las experiencias reales de esa organización? La evidencia de 100 años debería conducirla a la conclusión correcta en cuanto a la identidad de la organización que Dios ha escogido y fortalecido para resistir los ataques mundiales hasta ahora. Esta organización pequeña de personas dedicadas entró en el escenario de los asuntos modernos en el nombre de Dios. Toda la evidencia hasta la fecha indica que Dios optó por reconocer y aceptar la organización y que no la ha desechado. La prueba del tiempo, de hasta 10 décadas, ha dado prueba válida de eso.

La experiencia de esta organización se parece a lo que aconteció hace 19 siglos, en tiempos bíblicos. En el Oriente Medio se anunciaba entonces a cierto hombre como el Mesías a quien por largo tiempo se había esperado, el que había sido ungido por Dios para que fuera el Rey de un gobierno que al fin suministraría mando justo a toda la humanidad. La mayoría de la gente siguió a sus líderes religiosos y rehusó creer que él era el Mesías que Dios había prometido. Pero él no era un impostor. No era un Mesías que se hubiera levantado por sus propios esfuerzos, ambicioso de gloria y poder. Dijo a sus opositores: “Yo no acepto gloria de parte de los hombres. . . . Yo he venido en el nombre de mi Padre, pero ustedes no me reciben; si algún otro llegara en su propio nombre, recibirían a ése.” (Juan 5:41-43) El que dijo esas palabras fue Jesús, descendiente del rey David de Jerusalén y, por consiguiente, también descendiente del fiel Abrahán, por medio de cuya descendencia todas las familias de la Tierra habrán de bendecirse.—Gén. 12:3; 22:18; Mat. 1:1-16.

El que Jesús viniera en el nombre de su Padre celestial significó que vino, no de su propia iniciativa, sino como el que había sido enviado por su Padre celestial. De modo que era un hijo que obedientemente tenía que hacer en la Tierra la voluntad de su Padre. Tenía que dar a conocer el nombre de su Padre y traerle honra, no representarlo en falsos colores.

Hasta este mismo día Jesús el Mesías ha demostrado que es el mayor profeta que el Dios de la Biblia ha tenido alguna vez en la Tierra, sin exceptuarse siquiera al legislador Moisés de antes del cristianismo. (Deu. 18:15-19; Hech. 3:22, 23; Rev. 22:18-20) Pero él también estuvo interesado en profecías hechas por un profeta de antes de él mismo de nombre Jeremías.

Jeremías era miembro de una familia sacerdotal que vivía en Anatot, bajo el reino de Judá. Como Jesucristo, Jeremías no vino ni habló en su propio nombre, aunque sobre él caían las obligaciones de un sacerdote levita. Como en el caso de Jesús, el profetizar de Jeremías despertó oposición. Sus opositores, que deseaban matarlo, le dijeron: “No debes profetizar en el nombre de Jehová, para que no mueras a mano nuestra.” (Jer. 11:21) En una ocasión, cuando se sintió desalentado, Jeremías dijo: “No voy a hacer mención de él, y no hablaré más en su nombre.” (Jer. 20:9) Pero se halló tan enardecido por la palabra de Dios que no pudo dejar de proclamarla. Sus profecías se cumplieron cuando Jerusalén fue destruida en 607 a. de la E.C., y no obstante los judíos sobrevivientes que estaban empeñados en seguir sus propios caminos le dijeron: “En cuanto a la palabra que nos has hablado en el nombre de Jehová, no te estamos escuchando.” (Jer. 44:16) Con el tiempo aquellos peleadores contra Dios tuvieron que aceptar las consecuencias.

Con razón 40 años antes, en 647 a. de la E.C., Jehová tuvo que decirle a Jeremías, entonces un joven: “Tienes que . . . hablarles todo lo que yo mismo te mande. No te sobrecojas de terror alguno a causa de ellos, para que yo no te infunda terror delante de ellos. Pero en cuanto a mí, aquí he hecho de ti hoy una ciudad fortificada y una columna de hierro y muros de cobre contra todo el país, para con los reyes de Judá, para con sus príncipes, para con sus sacerdotes y para con la gente de la tierra. Y de seguro pelearán contra ti, pero no prevalecerán contra ti, porque ‘Yo estoy contigo,’ es la expresión de Jehová, ‘para librarte.’”—Jer. 1:17-19.

Piense en la resistencia que Jeremías tuvo que ofrecer, el aguante que tuvo que exhibir... ¡por más de 40 años! Fue uno de los voceros de Jehová a quienes el discípulo cristiano Santiago dirigió nuestra atención al decir: “Tomen por modelo de sufrir el mal y de ejercer paciencia a los profetas, que hablaron en el nombre de Jehová.” (Sant. 5:10) El que Jeremías se recordara a sí mismo constantemente que no había venido en su propio nombre, sino que hablaba en el nombre de Jehová, lo fortaleció para mostrar aguante y derrotar el propósito de sus atacantes, que en realidad estaban peleando contra Dios. Jehová no le infundió terror a Jeremías delante de aquellos agresores, pues Jeremías no permitió que la apariencia y cantidad amenazantes de ellos le infundieran terror. Eso fue excelente para hace 26 siglos, pero ¿tenemos algo que duplique esto hoy día... una ilustración moderna? ¡Sí, la tenemos!

UNA MODERNA CLASE DE JEREMÍAS

No queremos decir que Jeremías mismo haya vuelto a la vida mediante una resurrección de entre los muertos. Eso fue lo que pensaron algunos israelitas del primer siglo en cuanto a Jesucristo porque vino en el nombre de Jehová y aguantó tanta oposición religiosa allí en Israel. (Mat. 16:13, 14) Hoy queremos decir alguien que fue prefigurado o tipificado por el Jeremías de la antigüedad. Pensamos en el siervo o esclavo acerca de quien Jesucristo habló en su profecía tocante a “la señal de [su] presencia [o parusía] y de la conclusión del sistema de cosas.” (Mat. 24:3) Hoy, los estudiantes alertos de la Biblia ven la “señal” de la presencia, o parusía, del glorificado Jesucristo en poder del Reino celestial. Por lo tanto, el siervo o esclavo debería estar ahora aquí en la Tierra para completar la “señal” en todos sus detalles. En Mateo 24:45-47 Jesús dijo:

“¿Quién es verdaderamente el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su alimento a su debido tiempo? Feliz es aquel esclavo si al llegar su amo lo hallare haciéndolo así. En verdad les digo: Lo nombrará sobre todo lo suyo.”

El “esclavo” aquí predicho no podría ser un cristiano individual, pues, en tal caso, tendría que tener más de 1.900 años de edad para ahora. El “esclavo” tiene que ser la entera congregación cristiana compuesta de los 144.000 discípulos que han sido engendrados por medio del espíritu de Dios para llegar a ser coherederos de Jesucristo en su reino celestial. Esta clase del “esclavo” tuvo su comienzo en el día de fiesta del Pentecostés en el año 33 E.C. La parte original de la clase del “esclavo” vino a existir cuando el glorificado Jesucristo fue utilizado para derramar el espíritu santo sobre los discípulos (unos 120) que aguardaban congregados en Jerusalén. El hecho de que esta clase del “esclavo” entonces recién creada fue nombrada entonces para dar alimento espiritual al debido tiempo a los domésticos del glorificado Jesucristo el Amo está demostrado por una realidad sobresaliente. ¿Cuál es ésta?

Todos los que entonces fueron ungidos con el espíritu santo empezaron a hablar en lenguajes extranjeros desconocidos hasta aquella ocasión y a hablar acerca de “las cosas magníficas de Dios.” (Hech. 2:1-11) Inmediatamente después de aquello, 3.000 judíos y prosélitos con hambre de la verdad fueron alimentados con alimento espiritual al debido tiempo y llegaron a ser cristianos bautizados, engendrados por espíritu, domésticos del Amo Jesucristo.—Hech. 2:14-42; Mat. 24:45.

Aquellos cristianos engendrados por espíritu del primer siglo murieron, pero en los siglos desde entonces se han agregado miembros a la congregación del “esclavo,” todos los cuales han estado aguardando la “presencia” del glorificado Amo Jesucristo en poder del Reino. Desde el año 1914 ha aparecido la “señal” y ha llegado a ser constantemente más impresionante, en verificación de que la presencia del Amo en poder del Reino empezó al cierre de los Tiempos de los Gentiles en 1914. (Luc. 21:24; Dan. 4:16, 23, 25, 32) Desde entonces, ningún período de solo 63 años ha visto a toda la humanidad plagada de tales guerras internacionales, trastornos políticos, acompañados de tantos terremotos, pestes de proporciones de pandemia, escaseces de alimento con los precios de los alimentos en aumento vertiginoso, estallidos de desafuero, y opresión y persecución desamorosas a la clase del “esclavo” de Cristo en todo el mundo. Verdaderamente, este período entre la I Guerra Mundial de 1914 y ahora permanece sin paralelo histórico. Debería tener significado de importancia mundial. ¡Lo tiene! Jesucristo, el profeta de Dios mayor que Moisés, explicó proféticamente lo que significaría. ¿Qué?

¡Que su “presencia,” o parusía, ahora está en vigor desde 1914 y que el fin de este sistema de cosas está cada vez más cerca!

El período de la “presencia” de Cristo es el tiempo en que él juzga a los miembros de la congregación del “esclavo” que fue nombrada hace 19 siglos para alimentar a sus domésticos con alimento espiritual a su debido tiempo. (Mat. 24:45-47; 25:14-30) De modo que el resto final de la clase del “esclavo” engendrado por espíritu debería estar ahora aquí en la Tierra y estar arrostrando juicio. Su fidelidad y sabiduría espiritual en el servicio del Amo determinan si merecen ser puestos a cargo de todo lo que le pertenece a su Amo. También, puesto que nuestros tiempos corresponden con los días de Jeremías el profeta de Jehová, es lógico que haya una clase semejante a Jeremías hoy día, que venga en el nombre de Jehová. ¡La hay! Se compone del resto aprobado de la clase del “esclavo.” ¡Y hasta ahora los que son peleadores contra Dios no han prevalecido contra ella!

Remontémonos unos 100 años en el pasado... a 1877 E.C. Para ese tiempo las sectas religiosas de la región de la cristiandad se habían multiplicado muchísimo. Sin embargo, en ese tiempo había una congregación pequeña de estudiantes dedicados de la Biblia en Allegheny (que ahora forma parte de Pittsburgo), Pensilvania, EE. UU. Esta congregación se divorció por completo de los sistemas religiosos de la cristiandad, la cual entonces estaba siendo atacada por la teoría de la evolución, la llamada Alta Crítica y el materialismo. Dentro de aquella congregación pequeña de Allegheny el estudio no sectario de la Palabra inspirada de Dios despertó un sentido impulsor de urgencia. Un anciano de aquella congregación vio la importancia de publicar una nueva revista que defendiera las doctrinas fundamentales, subyacentes, de la Santa Biblia. Decidió utilizar su caudal material a favor de esto. De modo que en julio de 1879 fundó la revista deseada, y él mismo fue el editor y publicador. Esta revista le plantearía un problema al sistema de cosas mundial, en particular a la cristiandad. Se intituló “Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence” (“La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la presencia de Cristo”). Su editor y publicador fue el abnegado estudiante de la Biblia Charles Taze Russell.

Este editor y compañeros que contribuían a la nueva revista y la congregación que la apoyaba entraron en el escenario del mundo en el nombre del Dios de Jeremías, el que sirvió de sacerdote en la antigua Sión. La Biblia dice repetidas veces que la Sión del tiempo de Jeremías era la morada del Dios de Jeremías. (Sal. 74:2; 48:1, 2) La designación de la revista, “Watch Tower” (Torre del Vigía, o Atalaya), tenía que ver con el texto bíblico que se citó en la página del título: “Atalaya, ¿qué hay de la noche?” “Viene la mañana.” (Isa. 21:11, 12, Authorized Version) Esto sugería el propósito que cumpliría la revista con relación al cumplimiento de las profecías bíblicas. Pero en la página 2 del segundo número de la revista (Volumen 1, número 2), en la parte superior de la primera columna se publicó el encabezamiento: “¿Desea usted la ‘Zion’s Watch Tower’?” Bajo este encabezamiento, decía el párrafo tres:

“No se imagine que estos comentarios son una súplica por dinero. No. ‘Zion’s Watch Tower’ tiene, según creemos, a JEHOVÁ como su apoyador, y mientras éste sea el caso nunca mendigará ni hará petición a los hombres por apoyo. Cuando Aquel que dice: ‘Todo el oro y la plata de las montañas son míos,’ deje de proveer los fondos necesarios, entonces entenderemos que habrá llegado el tiempo de suspender la publicación.”

ADELANTE EN EL NOMBRE DIVINO

No cabe debatir el punto. El publicador de Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence entró en la arena mundial de la actividad religiosa en el nombre de JEHOVÁ, tal como lo hizo el profeta Jeremías de la antigüedad. De modo que, entonces, ¿dejó de proveer Jehová los fondos necesarios para la publicación continua de esta revista? ¡La respuesta a esta pregunta es obvia por el hecho de que nunca, desde julio de 1879 hasta ahora, a pesar de ser proscrita en diversas ocasiones en diversos países, suspendió su publicación o perdió siquiera un solo número esta revista!

Hoy la revista La Atalaya ha aumentado su tirada desde 6.000 ejemplares iniciales mensualmente en un solo idioma (inglés) a una tirada quincenal de 9.800.000 ejemplares en 79 idiomas. Hoy, desde el número del 1 de marzo de 1939, esta revista se ha intitulado “La Atalaya anunciando el reino de Jehová.” También, hoy tiene una revista compañera intitulada “¡Despertad!,” impresa por la Sociedad Watchtower Bible and Tract de Nueva York, Inc., en 33 idiomas y con una tirada media de 8.900.000 ejemplares.

Desde su número del 1 de enero de 1926 la revista La Atalaya hizo del poner en gran prominencia ante todo el mundo el nombre del Dios de la Biblia, Jehová, su esfuerzo especial. Fue lógico entonces que, cinco años después (en 1931), aquellos cristianos dedicados y bautizados que aceptaban la revista como su publicación oficial abrazaran el nombre que se basa en Isaías 43:10, a saber, testigos de Jehová. No es extraño que ese venir y hablar en el nombre del Dios de Jeremías desde 1879 en adelante impusiera una obligación en los que publicaban y apoyaban a la revista La Atalaya y publicaciones relacionadas. ¿Cuál? La de proclamar a toda la humanidad lo que Jehová había declarado en la Santa Biblia. Esto se asemejaba a la responsabilidad que se le impuso a Jeremías, a quien Dios dijo:

“Y en cuanto a ti, debes ceñirte las caderas, y tienes que levantarte y hablarles todo lo que yo mismo te mande.”—Jer. 1:17.

La organización cristiana de testigos de Jehová ha reconocido su obligación en ese sentido y continuamente se ha esforzado por cumplirla. No solo publican la Biblia completa en varias traducciones, sino que también publican y hacen circular libros encuadernados, folletos y tratados que explican la Palabra escrita de Jehová en su totalidad, es decir, “todo lo que yo mismo te mande.” Hasta este día no se han retenido de hacer esto.

Jesucristo, como profeta mayor que Jeremías, trazó la obra principal para sus discípulos cuando dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.” También: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre [Jehová] y del Hijo [Jesucristo] y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.”—Mat. 24:14; 28:19, 20.

Este trabajo que ordenó el Hijo de Dios, Jesucristo, ha sido promovido por los testigos cristianos de Jehová por todo el globo terráqueo en 216 países y grupos insulares en 194 idiomas. Los hombres que se oponen a ellos en esta obra que se hace por mandato u ordenación divina se convierten en realidad en peleadores contra Dios. Al proceder así, están peleando en una batalla en la que resultarán perdedores. Persisten con desesperación en pensar que prevalecerán contra la pequeña clase ungida de Jeremías y sus compañeros leales. ¡Pero Jehová nos ha dado su Palabra de que jamás prevalecerán! (Estadisticas del año 1978)

Fuente de la información:
*** w78 15/2 págs. 12-18 Los peleadores contra Dios están perdiendo la batalla ***

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¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?


SE ACUSÓ a Jesucristo de ser borracho, glotón, violador del sábado, falso testigo, blasfemo y mensajero de Satanás. También se le inculpó de subversión. (Mateo 9:34; 11:19; 12:24; 26:65; Juan 8:13; 9:16; 19:12.)

Después de la muerte y resurrección de Jesús, sus discípulos fueron de igual modo el blanco de graves acusaciones. Una muchedumbre arrastró a un grupo de cristianos del siglo primero ante los gobernantes de la ciudad, clamando: ‘Estos hombres han trastornado la tierra habitada’. (Hechos 17:6.) En otra ocasión, se llevó al apóstol Pablo y a su compañero Silas ante las autoridades y se les acusó de turbar muchísimo la ciudad de Filipos. (Hechos 16:20.)

Más tarde se acusó a Pablo de ser “un individuo pestilente [...] que promueve sediciones entre todos los judíos por toda la tierra habitada”, así como de querer “profanar el templo”. (Hechos 24:5, 6.) Los judíos principales de Roma reflejaron con exactitud la situación de los seguidores de Jesús cuando reconocieron: “Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”. (Hechos 28:22.)

Está claro, pues, que había quien consideraba a esa nueva comunidad fundada por Jesús como una agrupación religiosa con ideas y prácticas radicales que chocaban con el comportamiento social aceptado entonces. Sin duda, muchas personas de hoy hubieran considerado a los cristianos una secta destructiva. Los opositores eran con frecuencia miembros eminentes y respetados de la sociedad, lo que daba más peso a sus acusaciones. Muchos creyeron las acusaciones lanzadas contra Jesús y sus discípulos. No obstante, como probablemente sepa, cada uno de esos cargos era falso. El hecho de que la gente dijera esas cosas no las hacía verdaderas.

¿Y hoy día? ¿Sería exacto referirse a los testigos de Jehová como una agrupación religiosa con ideas y prácticas que chocan con la conducta social aceptada? ¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?