Los Testigos de Jehová Calumniados...

"Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”.(Hechos 28:22)

Reina fe en Jehová

En Bejucal de Ocampo, un municipio de la región motozintla de la sierra chiapaneca gobernado por el PRD, la mayoría de los habitantes pertenece a los Testigos; prevalece un ambiente de tolerancia religiosa y gubernamental, pues los miembros de esta organización no son obligados a realizar el servicio militar ni sus niños a participar en las ceremonias cívicas. Los habitantes han cambiado las borracheras y los cigarros por cánticos y lecturas bíblicas. También respetan a la autoridad, aunque no salen a votar


BEJUCAL DE OCAMPO, Chis.- Es pequeño y tranquilo. El canto de los gallos es más fuerte que el bullicio de su gente. Asentado en la punta de la Sierra, a una altura de dos mil 300 metros sobre el nivel del mar, donde los rayos del sol deshielan el pasto y penetran en las láminas de los techos para dar calor a las casas, se erige este municipio de la región de Motozintla, Chiapas, en el que impera el silencio.

A un templo pentecostés lo separan diez metros de un salón del Reino, pero aquí la hostilidad no tiene cabida y la diversidad religiosa no impide el saludo entre vecinos o la convivencia en el día a día; cada familia profesa con libertad su culto y esto no impide su integración como sociedad. Para nadie es raro que en Bejucal haya una enorme presencia de Testigos de Jehová.

Su política de expansión ha ganado terreno en esta región porque salen tres veces a la semana para ir de casa en casa predicando su fe, considera el profesor Francisco Barrios Reyes. Esto ha motivado que algunos de quienes fueran fervientes católicos se convirtieran en testigos, pero el que haya menos católicos también tiene que ver con la falta de un contacto diario con el sacerdote, explica.

De hecho, los católicos son minoría. Su templo está a un costado del palacio municipal y, aunque de día permanece abierto, las bancas están vacías. Casi nadie entra a rezar. El sacerdote no vive ahí. Sólo acude a Bejucal cada domingo para dar misa, y al término de ésta se va.

“No tenemos párroco. La encargada de abrir y cerrar la iglesia es doña Norberta Escobar. El cura sólo viene los domingos o cuando alguien fallece”, comentó Juan Daniel González Sandoval, ejidatario de Bejucal de Ocampo.

A diferencia de otros pueblos, aquí es muy raro encontrar expendios de cerveza o gente ingiriendo bebidas embriagantes afuera de su casa.

Sólo dos o tres cigarros al día es lo que vende don Abigail Escobar en la tiendita que está frente al jardín central del pueblo. La cajetilla la da a 30 pesos, pero nadie la compra, porque quienes fuman prefieren pagar dos pesos con 50 centavos por un cigarro suelto.

“La gente de aquí casi no fuma; si tengo cigarros es porque en una tienda debe haber poquito de cada cosa, pero si vendo tres al día ya son muchos”, señaló el tendero de 85 años.

¿Borracheras? Esas menos. Los que toman sólo lo hacen en fiestas, agrega. Según don Abigail, “gracias a Dios”, aquí no hay problemas de alcoholismo, “tampoco centros de vicio con malas mujeres. Sólo hay grupos de marimba entre los jóvenes”, indicó, orgulloso de su pueblo.

Mientras la mayoría de las mujeres se quedan en casa acompañadas de las hijas mayores de 15 años para las labores del hogar, los hombres se van al campo. Siembran frijol y maíz. Por eso, la comida más común es arroz con frijol. No hay mercado, pero una camioneta con huacales de verduras se instala afuera de la primaria Miguel Alemán para venderlas.

Es raro que haya compadres, pero la sociabilidad no se pierde. Hay más cercanía entre los que profesan la misma religión. Sin embargo, en este pueblo no han surgido conflictos o pleitos religiosos.

“Aquí hay mucha armonía en la religión, no como en Los Altos, donde hemos visto que se mezcló la religión con la política y, por lo mismo, hubo pleitos y hasta matanzas”, apuntó el profesor de secundaria Francisco Barrios.

El maestro dice no pertenecer a ninguna religión, pero, en su opinión, el crecimiento de los Testigos de Jehová ha sido benéfico, hasta cierto punto, porque “había gente que antes tomaba mucho y eso les traía una serie de problemas; y ahora su religión les ha ayudado a cambiar su estilo de vida.

Para Elidio Borrayas Ramírez, funcionario municipal de Bejucal de Ocampo, la forma de vida no es diferente por el hecho de que la mayoría de los habitantes sean testigos.

No obstante, los hombres de Bejucal no hacen servicio militar. La cartilla se tramita sólo como un documento de identificación más.

En la entrada del palacio municipal el letrero es muy claro: “Del 15 de enero al 15 de octubre de 2008 se tramitará la cartilla militar para anticipados y remisos”. Sólo deben llevar acta de nacimiento actualizada, comprobante de domicilio y las fotografías.

Los testigos la tramitan porque no se requiere hacer servicio militar y saben que es un documento necesario para solicitar trabajo o hacer trámites, indicó Borrayas.

Las conmemoraciones cívicas se realizan sin problemas, pues ya están acostumbrados a que gran parte de la población no acude. “Lo vemos como algo normal, porque la mayoría son testigos y no se les obliga a nada. Respetamos su forma de pensar y, aunque no voten ni, mucho menos, ocupen un cargo administrativo, respetan a las autoridades”, aseguró.

Al ser cuestionado por Excélsior sobre lo que pasa durante las elecciones, el funcionario del ayuntamiento explicó que, aunque los testigos se mantienen al margen del sufragio, aun así este pueblo ha aprendido a convivir sin conflictos. El 7 de octubre del año pasado fueron las elecciones para presidente municipal y la votación fue escasa. Sólo 30 del padrón acudió a las casillas.

Borrayas Ramírez detalló que sólo acudieron a votar mil 900 personas. Hubo tres candidatos, uno del PAN, otro del PRI y el tercero de la coalición Por el Bien de Todos. Con 993 votos ganó la coalición integrada por el PRD, PT y Convergencia. Ese triunfo, para los testigos de Jehová de Bejucal, no representa ningún cambio, ni para bien ni para mal.

“No votamos porque somos neutrales, no estamos en favor ni estamos en contra; simplemente, cuando alguien ocupa la presidencia municipal, lo respetamos como una autoridad porque llegó a ese puesto por el Creador”, aseveró Abisaí Domínguez, representante de la congregación de los Testigos de Jehová del barrio El Pino, de Bejucal de Ocampo.

Para el predicador, el propósito de su congregación es vivir en armonía. Respetan las creencias de sus vecinos, son amigables con ellos, pero no se mezclan en sus festividades.

Agradecido de ser uno de los predicadores más conocidos en su comunidad, aseguró que los pocos católicos tienen sus festividades y nadie les impide celebrarlas. “Nosotros simplemente no formamos parte de ellas, ni de los honores a la bandera, porque somos testigos y sólo honramos a nuestro creador Jehová”, acotó, mientras separaba maíz en el patio de su casa.

Para él y muchos del pueblo, su religión ha beneficiado a la comunidad. No tienen ambición de enriquecerse ni de tener una casa lujosa, sino su meta es trabajar y seguir en el día a día el ejemplo de Jehová. Son felices porque no hay vicios en la casa, se ayudan entre sí y se mantienen al margen de prácticas que, para ellos, podrían perjudicar su vida. Predicar lo que dice la Biblia les ayuda a ser mejores personas.

“Los testigos de Bejucal tenemos una vida sencilla, somos trabajadores, nos llevamos bien y cuando un familiar o vecino tiene un problema tratamos de ayudarlo, porque el amor se demuestra con hechos”, concluyó Abisaí Domínguez.

Fuente de la información:

http://www.exonline.com.mx/diario/noticia/primera/especiales_nacional/reina_fe_en_jehova/155225

1 comentarios:

chocolatito miércoles, septiembre 30, 2009 11:46:00 p. m.  

muy buen articulo y sie s bien cierto la palabra de dios trasforma las personas ahi tnemos el caso de saulo de Terso ,bueno saludos desde morelos visten mi blogs http://wwwpinedaart.blogspot.com y http://www.mateo2414.blogspot

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¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?


SE ACUSÓ a Jesucristo de ser borracho, glotón, violador del sábado, falso testigo, blasfemo y mensajero de Satanás. También se le inculpó de subversión. (Mateo 9:34; 11:19; 12:24; 26:65; Juan 8:13; 9:16; 19:12.)

Después de la muerte y resurrección de Jesús, sus discípulos fueron de igual modo el blanco de graves acusaciones. Una muchedumbre arrastró a un grupo de cristianos del siglo primero ante los gobernantes de la ciudad, clamando: ‘Estos hombres han trastornado la tierra habitada’. (Hechos 17:6.) En otra ocasión, se llevó al apóstol Pablo y a su compañero Silas ante las autoridades y se les acusó de turbar muchísimo la ciudad de Filipos. (Hechos 16:20.)

Más tarde se acusó a Pablo de ser “un individuo pestilente [...] que promueve sediciones entre todos los judíos por toda la tierra habitada”, así como de querer “profanar el templo”. (Hechos 24:5, 6.) Los judíos principales de Roma reflejaron con exactitud la situación de los seguidores de Jesús cuando reconocieron: “Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”. (Hechos 28:22.)

Está claro, pues, que había quien consideraba a esa nueva comunidad fundada por Jesús como una agrupación religiosa con ideas y prácticas radicales que chocaban con el comportamiento social aceptado entonces. Sin duda, muchas personas de hoy hubieran considerado a los cristianos una secta destructiva. Los opositores eran con frecuencia miembros eminentes y respetados de la sociedad, lo que daba más peso a sus acusaciones. Muchos creyeron las acusaciones lanzadas contra Jesús y sus discípulos. No obstante, como probablemente sepa, cada uno de esos cargos era falso. El hecho de que la gente dijera esas cosas no las hacía verdaderas.

¿Y hoy día? ¿Sería exacto referirse a los testigos de Jehová como una agrupación religiosa con ideas y prácticas que chocan con la conducta social aceptada? ¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?