Por: Klaus Ziegler
Pero para la mayoría de los historiadores, el Cristo histórico es un enigma, una figura difusa de la que se conoce poco y de la cual sólo quedan descripciones fragmentarias, y a veces contradictorias, que proceden de distintas fuentes, romanas, judías y cristianas, textos fundamentalmente literarios escritos después de su muerte.
La primera alusión a Jesús que se encuentra en un documento romano proviene de Plinio el Joven, y data del año 112 d.C., mientras que las referencias más importantes en los textos judíos proceden del historiador Flavio Josefo, que datan del año 130 d.C. Las fuentes cristianas más importantes son los Evangelios Canónicos, escritos, según los expertos, entre sesenta y cien años después de la muerte de Cristo, y los Apócrifos, que se remontan al siglo II.
Nadie conoce a ciencia cierta la fecha del nacimiento de Jesús, aunque los eruditos coinciden en señalar que nació cuando Augusto era emperador de Roma. Según el Evangelio de Lucas, nació nueve años antes de la muerte de Herodes el Grande, mientras que en Mateo se lee que nació dos años antes. Tampoco existe un consenso sobre la fecha de su muerte. La mayoría de los historiadores la sitúan entre el año 26 y el 36 d.C., período en que Poncio Pilatos fue prefecto de Judea, mientras que otros, como Ireneo, obispo de Lyon, aseguran que Jesús tenía casi 50 años en el momento de su crucifixión. De todas formas es probable que al morir, Jesucristo ya hubiera sobrepasado los 33 años.
Otros historiadores sostienen que Jesús es en realidad una miscelánea de individuos, contemporáneos de cierto campesino judío que defendió los derechos de los desposeídos y predicó una forma de lucha pacífica contra la explotación de Roma y la corrupción de las autoridades locales, y que como muchos otros insurrectos de su época fue crucificado por el delito de rebelión.
Si en ausencia de registros escritos o fílmicos, y recurriendo exclusivamente a la tradición oral, se escribiera dentro de cien años la vida de Gandhi, probablemente el personaje resultaría siendo una quimera, una amalgama del verdadero Gandhi con otras figuras, tal vez Abraham Lincoln o Martin Luther King, u otros, elegidos según los prejuicios y gustos del biógrafo.
Al verdadero cristiano no le preocupa que el registro histórico coincida con Las Escrituras. Pero para la mayoría de los habitantes del planeta, no cristianos, la figura de Jesús es una combinación de mito y realidad; el mito supremo de Occidente.
Fuente:
http://www.elespectador.com/columna105217-el-jesus-historico
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