Los Testigos de Jehová Calumniados...

"Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”.(Hechos 28:22)

“No se dejen sacudir prontamente de su razón”


“Les solicitamos que no se dejen sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco mediante una expresión inspirada, ni mediante un mensaje verbal, ni mediante una carta como si fuera de nosotros.” (2 TESALONICENSES 2:1, 2.)

SIEMPRE acuden a nuestra memoria recuerdos agradables cuando reflexionamos sobre el tiempo en que aprendimos la verdad de la Palabra de Dios. Fue hermoso, razonable, satisfaciente. ¡Cómo rebosó de aprecio nuestro corazón cuando aprendimos acerca de Jehová y de sus elevadas cualidades, como su gran amor y su misericordia! Nos regocijamos cuando llegamos a asociarnos con nuestros compañeros de creencia que demostraban verdadero amor cristiano y vivían según los principios bíblicos.

Cuán agradecidos nos sentimos al saber que Jehová pronto eliminará el dolor, el lamento e incluso la muerte. (Revelación 21:3, 4.) ¡Imagínese, vivir para siempre en una Tierra paradisíaca, con perfecta salud y total felicidad! Era casi demasiado bueno para ser verdad. Pero era verdad. Tenía el respaldo de la Palabra de Dios. ¡Era emocionante! Nos sentíamos como los discípulos de Jesús cuando él se les apareció después de su resurrección. Se dijeron unos a otros: “¿No nos ardía el corazón cuando él venía hablándonos por el camino, cuando nos estaba abriendo por completo las Escrituras?”. (Lucas 24:32.) Sí, al aprender la verdad y dedicar nuestra vida a Jehová, nos encontramos en un paraíso espiritual. ¡Qué bendición!

Pero el estar en el paraíso espiritual de Jehová no es algo que podamos dar por sentado. Vinimos a este paraíso voluntariamente; podemos salir de él (o ser echados de él) si nos hacemos incrédulos o voluntariamente violamos las justas leyes de Jehová. Naturalmente, esto no va a suceder si mantenemos ‘el amor que teníamos al principio’, si seguimos apreciando todo lo que Jehová provee para mantenernos espiritualmente fuertes. (Revelación 2:4.) Pero el Diablo y otros opositores a la adoración verdadera son engañadores muy hábiles. Nunca olvidemos que ellos siempre están preparados para hacernos quebrantar nuestra integridad. Su propaganda tiene el propósito de debilitar nuestra fe, enfriar nuestro amor a Dios y sembrar dudas en nuestra mente, sí, hacernos ver que el paraíso espiritual no es realmente un paraíso.

Por referirnos a un dicho conocido: podríamos llegar al extremo de que nos fuera difícil, quizás hasta imposible, ver el bosque del paraíso espiritual por mirar tan de cerca a los imperfectos árboles humanos que hay en él. La emoción que supuso el aprender la verdad de la Palabra de Dios, la maravillosa esperanza que llegamos a tener, el amor que desarrollamos por Dios y por nuestros hermanos espirituales, y el celo que tuvimos por el servicio de Jehová, todo puede desvanecerse. Si no se toman medidas drásticas para invertir esta deterioración espiritual, en poco tiempo los requisitos amorosos de Dios parecen ser opresivos. El saludable alimento espiritual del “esclavo fiel y discreto” puede parecer algo despreciable, y la hermandad de siervos amorosos de Jehová puede parecer una casa de enemigos. Entonces puede que la única satisfacción de uno, pervertida, por supuesto, llegue a ser golpear a sus coesclavos con calumnias y medias verdades. (Mateo 24:45-51.)

Sí, no solo podríamos perder actualmente las bendiciones del paraíso espiritual, sino que, lo que es más serio, podríamos perder la esperanza de vivir eternamente en el Paraíso terrestre. Y podríamos perder estas cosas por la misma razón que Adán y Eva perdieron el paraíso de Edén. Tenían todo lo que necesitaban para ser perfectamente felices y podían haber vivido para siempre. Pero la independencia —en realidad, una enseñanza diferente— era más importante para ellos que la obediencia a Jehová y las bendiciones de Edén. Eva fue engañada. Aunque Adán no fue engañado, dejó que las circunstancias, como la fuerte influencia de su esposa, le hicieran pecar también. Por lo tanto, fueron echados del paraíso para vivir miserablemente hasta su muerte. Perdieron la perspectiva de vida eterna ellos mismos y pasaron una herencia de pecado y muerte a sus descendientes. (Génesis 3:1-7, 14-19, 24; 1 Timoteo 2:14; Romanos 5:12.) ¡Qué terrible precio pagaron por su supuesta independencia!

El apóstol Pablo expresó esta preocupación, al decir: “Mas tengo miedo de que de algún modo, así como la serpiente sedujo a Eva por su astucia, las mentes de ustedes sean corrompidas y alejadas de la sinceridad y castidad que se deben al Cristo”. (2 Corintios 11:3.) Pablo vio necesario escribir sobre algunas enseñanzas erróneas que circulaban en su tiempo. En su segunda carta a la congregación de Tesalónica, escribió: “Les solicitamos que no se dejen sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco mediante una expresión inspirada, ni mediante un mensaje verbal, ni mediante una carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día de Jehová esté aquí. Que nadie los seduzca de manera alguna”. (2 Tesalonicenses 2:1-3.)

No tengan ningún trato con los apóstatas

Ahora bien, ¿qué hará usted si se enfrenta a enseñanzas apóstatas —razonamientos sutiles— que alegan que lo que usted cree como testigo de Jehová no es la verdad? Por ejemplo, ¿qué hará usted si recibe una carta o alguna literatura, la abre y enseguida ve que es de un apóstata? ¿Le hará la curiosidad leerla sólo para ver lo que dice? Usted hasta podría razonar: ‘No me afectará; estoy demasiado bien asentado en la verdad. Y, además, si poseemos la verdad, no tenemos nada que temer. La verdad puede pasar la prueba’. Pensando de ese modo algunos han alimentado su mente con enseñanzas apóstatas y han caído víctimas de las dudas. (Compárese con Santiago 1:5-8.) Por lo tanto, recuerde la advertencia de 1 Corintios 10:12: “El que piensa que está de pie, cuide para que no caiga”.

Con la ayuda amorosa de hermanos bondadosos, algunos en quienes los apóstatas habían sembrado dudas se han recuperado después de un período de turbulencia y trauma espiritual. Pero ese dolor podía haberse evitado. Proverbios 11:9 nos dice: “Por su boca el que es apóstata arruina a su semejante, pero por conocimiento son librados los justos”. Judas dijo a sus compañeros cristianos: “Continúen mostrando misericordia a algunos que tienen dudas; sálvenlos, arrebatándolos del fuego”. (Judas 22, 23.) Pablo aconsejó al superintendente Timoteo a instruir “con apacibilidad a los que no están favorablemente dispuestos; ya que Dios quizás les dé arrepentimiento que conduzca a un conocimiento exacto de la verdad, y recobren el juicio fuera del lazo del Diablo, ya que han sido pescados vivos por él para la voluntad de ése”. (2 Timoteo 2:25, 26.)

Otros, trágicamente, han llegado a estar en completa oscuridad, incluso volviendo a las enseñanzas erróneas de la cristiandad. El apóstol Pedro escribió sobre el trágico resultado de algunos que habían andado en la verdad pero que se habían apartado. Él dijo: “Ciertamente si, después de haber escapado de las contaminaciones del mundo por un conocimiento exacto del Señor y Salvador Jesucristo, se envuelven de nuevo en estas mismas cosas y son vencidos, las condiciones finales han llegado a ser peores para ellos que las primeras”. Pedro dijo que eran como el perro que vuelve a su propio vómito y la cerda bañada que vuelve a revolcarse en el fango. (2 Pedro 2:20-22.)

Cuando otra persona nos dice: ‘No leas esto’, o: ‘No escuches aquello’, puede que pasemos por alto su consejo. Pero recuerde, en este caso Jehová es el que nos dice en su Palabra lo que tenemos que hacer. Y ¿qué dice él acerca de los apóstatas? “Que los eviten” (Romanos 16:17, 18); “que cesen de mezclarse en la compañía” de ellos (1 Corintios 5:11); y que “nunca [los] reciban en casa ni [les] digan un saludo” (2 Juan 9, 10). Estas son palabras enfáticas, instrucciones claras. Si, por curiosidad, leyéramos la literatura de alguien que supiéramos que es apóstata, ¿no sería lo mismo que invitar a este enemigo de la adoración verdadera a nuestra casa, a que se sentara con nosotros y nos explicara sus ideas apóstatas?

Sirva lo siguiente de ilustración: Suponga que su hijo adolescente recibiera literatura pornográfica por correo. ¿Qué haría usted? Si él se viera tentado a leerla solo por curiosidad, ¿le diría usted: ‘Sí, hijo, léela. No te perjudicará. Desde la infancia te hemos enseñado que la inmoralidad es mala. Además, tienes que enterarte de lo que está pasando en el mundo para que veas que en realidad es malo’? ¿Razonaría usted de esa manera? ¡Por supuesto que no! Más bien, con toda seguridad le señalaría los peligros de leer literatura pornográfica y le diría que la destruyera. ¿Por qué? Porque no importa cuán fuerte esté la persona en la verdad, si alimenta su mente de ideas pervertidas como las que se hallan en este tipo de literatura, su mente y su corazón se verán afectados. Un persistente deseo incorrecto sembrado en las partes recónditas del corazón puede, con el tiempo, crear un apetito sexual pervertido. ¿Con qué resultado? Santiago dice que cuando el deseo incorrecto se hace fecundo da a luz el pecado, y el pecado conduce a la muerte. (Santiago 1:15.) De modo que, ¿por qué empezar esta reacción en cadena?

Bien, si nosotros actuaríamos tan decididamente para proteger a nuestros hijos de la pornografía, ¿no esperaríamos que nuestro amoroso Padre celestial, de modo similar, nos advirtiera y protegiera de la fornicación espiritual, como la apostasía? Él nos dice: ¡Manténganse alejados de ella!

ero supongamos que estamos predicando las buenas nuevas y la gente nos hace preguntas o presenta objeciones similares a las de los opositores. Por supuesto, si la persona no es sincera y solamente quiere discutir, por lo general lo mejor es excusarnos y marcharnos a la siguiente puerta. Pero si sinceramente inquiere sobre ciertas alegaciones de los apóstatas, ¿qué puede hacerse? Primero, podemos preguntarle exactamente qué le preocupa. Puede que sean tan solo uno o dos puntos. Entonces, podemos centrarnos en ellos y contestar a la persona basando nuestra respuesta en las Escrituras, en las publicaciones de la Sociedad y en nuestro propio conocimiento del tema en cuestión. No debemos concluir que necesitamos leer un libro o folleto repleto de calumnias y medias verdades para refutar las falsas alegaciones y enseñanzas de los opositores.

Confianza en Jehová

Al seguir adelante, edificando nuestra fe y manteniéndonos ocupados en el servicio del Reino, podemos poner nuestra confianza en Jehová, sabiendo que, siendo nuestro amoroso Padre celestial, él quiere lo mejor para nosotros. Dios nos enseña; nos advierte. Lo hace a través de su Palabra y por medio de la instrucción clara provista por su organización visible. Si pidiéramos a un padre amoroso pan o pescado, no nos daría una piedra o una serpiente. Tampoco nos engañará Dios. (Mateo 7:7-11.) Pero Dios no nos escudará completamente de las tentaciones, ni tampoco de las mentiras engañosas o la propaganda diabólica. Él dice de sí mismo: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar”. (Isaías 48:17.) Sí, Jehová ‘nos enseña para que nos beneficiemos’. Nos dice que nos mantengamos separados de los apóstatas y sus enseñanzas, y lo hace para nuestra propia protección. Significa nuestra vida.

El apóstol Pablo advirtió a sus compañeros ancianos cristianos: “De entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí”. (Hechos 20:30.) Si seguimos escuchando argumentos sutiles y razonamiento engañoso, las “cosas aviesas” podrían llegar a parecer rectas. Cuanto más miró Eva el fruto prohibido y escuchó el razonamiento avieso del Diablo, más se convenció de que él tenía razón. Pablo advirtió: “Cuidado: quizás haya alguien que se los lleve como presa suya mediante la filosofía y el vano engaño según la tradición de los hombres, según las cosas elementales del mundo y no según Cristo”. (Colosenses 2:8.) El apóstol también indicó que “con palabras melosas y habla lisonjera [los apóstatas] seducen los corazones de los cándidos”. (Romanos 16:17, 18; compárese con 2 Corintios 11:13-15.) Por supuesto, el hecho de que esa clase de propaganda haya apartado a algunos no significa que nosotros tengamos que seguirles. Pero aun así, tenemos que mantenernos alerta de continuo.

Las tácticas del Diablo no han cambiado desde Edén. Él sigue usando preguntas sutiles y un llamamiento a los intereses propios. Pedro escribió: “También habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas [...] También, con codicia los explotarán a ustedes con palabras fingidas”. (2 Pedro 2:1-3.) Lo falso se presenta de tal modo que parezca o suene verdadero. En 2 Timoteo 2:14-19, Pablo recalcó la importancia de usar la Palabra de Dios para esclarecer las cosas, pero advirtió sobre la necesidad de evitar a los apóstatas cuyas ‘vanas palabrerías violan lo que es santo’, pues, dijo él: “Su palabra se esparcirá como gangrena”.

¡Buena analogía! Como la gangrena, el razonamiento apóstata no es sino una muerte espiritual que se esparce rápidamente. Y ya que los miembros de la congregación son como un solo cuerpo, están en peligro de ser afectados. Si el que esparce enseñanzas apóstatas no puede ser restaurado a la salud espiritual por medio de la aplicación amorosa, pero firme, del bálsamo de la Palabra de Dios, la amputación (expulsión) de ese miembro puede que sea la única alternativa para proteger a los demás miembros del cuerpo. (Compárese con Tito 1:10, 11.) ¡No se infecte de esta gangrena mortífera de naturaleza espiritual! Mantenga una buena salud espiritual por medio de evitar la contaminación del pensar apóstata.

Siga el saludable consejo de 2 Pedro 3:17, 18: “Ustedes, por lo tanto, amados, teniendo este conocimiento de antemano, guárdense para que no vayan a ser llevados con ellos por el error de gente desafiadora de ley y caigan de su propia constancia. No; sino sigan creciendo en la bondad inmerecida y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.

Nota de LURO1076:
Por supuesto el internet ha hecho una influencia innegable en la forma de pensar de millones de personas y surge mucha información que es necesario refutar para ayudar en especial a quienes no conocen a los TESTIGOS DE JEHOVÁ o evitar principalmente que hermanos poco experimentados se dejen engañar... pero el consejo del esclavo fiel y discreto se mantiene vigente para los siervos dedicados y bautizados...

Por supuesto no podemos tachar de APOSTATAS a cualquier persona que lance acusaciones o calumnias contra nuestras creencias, lo ideal es conocer en que consisten dichas mentiras, medias verdades o calumnias y rechazarlas con argumentos solidos, logicos y bien pensados... tal como el señor Jesucristo denuncio que las acusaciones de los FARISEOS de expulsar demonios por el poder del Diablo eran ridiculas y contradictorias...


De todas formas el esclavo fiel y discreto no impone obligatoriamente nada a nadie... sencillamente expone su recomendación y cada TESTIGO DE JEHOVÁ decidirá como actuar frente a la información APOSTATA... pero la experiencia indica que su influencia es sumamente peligrosa, sirva de ejemplo los 600 TESTIGOS DE JEHOVÁ seducidos por las mentiras y calumnias esparcidas por DAVID PEREZ I PAYA... y si usted cree que el esclavo fiel y discreto exagera con este tipo de articulos... recuerden que LAVASORI fue en un tiempo TESTIGO DE JEHOVÁ... al igual que DUNEARRAKIS y NOMAZCARAS... hoy en dia son fervientes atacantes de la Sociedad Watchtower y admiradores del supuesto periodista de Investigación DAVID PEREZ I PAYA miembro de la religión falsa... LA IGLESIA ANGLICANA... que comparados con los TESTIGOS DE JEHOVÁ tienen una culpa de sangre que no puede ocultarse ni detras de una montaña... como el asunto del HOLOCAUSTO CANADIENSE...


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¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?


SE ACUSÓ a Jesucristo de ser borracho, glotón, violador del sábado, falso testigo, blasfemo y mensajero de Satanás. También se le inculpó de subversión. (Mateo 9:34; 11:19; 12:24; 26:65; Juan 8:13; 9:16; 19:12.)

Después de la muerte y resurrección de Jesús, sus discípulos fueron de igual modo el blanco de graves acusaciones. Una muchedumbre arrastró a un grupo de cristianos del siglo primero ante los gobernantes de la ciudad, clamando: ‘Estos hombres han trastornado la tierra habitada’. (Hechos 17:6.) En otra ocasión, se llevó al apóstol Pablo y a su compañero Silas ante las autoridades y se les acusó de turbar muchísimo la ciudad de Filipos. (Hechos 16:20.)

Más tarde se acusó a Pablo de ser “un individuo pestilente [...] que promueve sediciones entre todos los judíos por toda la tierra habitada”, así como de querer “profanar el templo”. (Hechos 24:5, 6.) Los judíos principales de Roma reflejaron con exactitud la situación de los seguidores de Jesús cuando reconocieron: “Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”. (Hechos 28:22.)

Está claro, pues, que había quien consideraba a esa nueva comunidad fundada por Jesús como una agrupación religiosa con ideas y prácticas radicales que chocaban con el comportamiento social aceptado entonces. Sin duda, muchas personas de hoy hubieran considerado a los cristianos una secta destructiva. Los opositores eran con frecuencia miembros eminentes y respetados de la sociedad, lo que daba más peso a sus acusaciones. Muchos creyeron las acusaciones lanzadas contra Jesús y sus discípulos. No obstante, como probablemente sepa, cada uno de esos cargos era falso. El hecho de que la gente dijera esas cosas no las hacía verdaderas.

¿Y hoy día? ¿Sería exacto referirse a los testigos de Jehová como una agrupación religiosa con ideas y prácticas que chocan con la conducta social aceptada? ¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?