Los Testigos de Jehová Calumniados...

"Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”.(Hechos 28:22)

La historia no cristiana de la cristiandad


















Ejecución de Willian Tyndale
http://es.wikipedia.org/wiki/William_Tyndale


Cuando consideramos la historia documentada de la religión falsa, bien podemos recordar la antigua expresión profética: “Es viento lo que siguen sembrando, y un viento de tempestad es lo que segarán”. (Oseas 8:7.) Esto concuerda con el principio que expresó Pablo, el apóstol cristiano: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará”. (Gálatas 6:7.) Por eso, ¿qué ha sembrado la religión falsa en escala mundial? ¿Y qué segará?

Jesucristo enseñó que sus seguidores no deberían amar solamente a su prójimo, sino también a sus enemigos. (Mateo 5:43, 44.) Con una cita de las Escrituras Hebreas, Pablo describió claramente cómo deben tratar a sus enemigos los cristianos. Dijo: “‘Si tu enemigo tiene hambre, aliméntalo; si tiene sed, dale algo de beber; porque haciendo esto amontonarás brasas ardientes sobre su cabeza’. No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien”. (Romanos 12:20, 21.)

Sin embargo, la historia de las religiones de la cristiandad es una historia de odio y derramamiento de sangre. Las cruzadas antiguas y modernas que han envuelto saqueo, violación y muerte han sido bendecidas y aprobadas tácitamente. Por ejemplo, el ultraje de Abisinia por la Italia fascista (1935) y la “cruzada” de Franco en la Guerra Civil Española (1936-1939) fueron bendecidos por dignatarios de la Iglesia Católica.

Diferencias teológicas se resolvieron quemando a algunos en la hoguera. En 1536, William Tyndale, traductor de la Biblia, fue estrangulado después de la publicación del “Nuevo Testamento” que él tradujo al inglés; su cadáver fue quemado en la hoguera. Antes, por solicitud del papa Martín V, 44 años después de la muerte de Wiclef, traductor de la Biblia, las autoridades religiosas sedientas de venganza habían desenterrado sus huesos para tener el placer de quemarlos. Durante la Inquisición católica, miles de judíos y “herejes” fueron privados de sus posesiones, y se les torturó y quemó en la hoguera... ¡todo supuestamente en el nombre de Cristo! El teólogo español Miguel Servet, perseguido tanto por católicos romanos como por protestantes, fue quemado en la hoguera por orden del protestante Juan Calvino. En las dos guerras mundiales de este siglo los ejércitos han sido bendecidos por clérigos “cristianos”, y capellanes nacionalistas han instado a los soldados a matar.

¡Qué contraste con el cristianismo verdadero! El apóstol Pablo escribió: “Como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia. Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes. Pero, además de todas estas cosas, vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión”. (Colosenses 3:12-14.)

A cristianos de Roma, Pablo escribió: “No devuelvan mal por mal a nadie. Provean cosas excelentes a vista de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres. No se venguen, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová’”. (Romanos 12:17-19.) Como se ve, a la luz de los principios cristianos la cristiandad ha fracasado. Ha sembrado odio e hipocresía, y segará destrucción.


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¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?


SE ACUSÓ a Jesucristo de ser borracho, glotón, violador del sábado, falso testigo, blasfemo y mensajero de Satanás. También se le inculpó de subversión. (Mateo 9:34; 11:19; 12:24; 26:65; Juan 8:13; 9:16; 19:12.)

Después de la muerte y resurrección de Jesús, sus discípulos fueron de igual modo el blanco de graves acusaciones. Una muchedumbre arrastró a un grupo de cristianos del siglo primero ante los gobernantes de la ciudad, clamando: ‘Estos hombres han trastornado la tierra habitada’. (Hechos 17:6.) En otra ocasión, se llevó al apóstol Pablo y a su compañero Silas ante las autoridades y se les acusó de turbar muchísimo la ciudad de Filipos. (Hechos 16:20.)

Más tarde se acusó a Pablo de ser “un individuo pestilente [...] que promueve sediciones entre todos los judíos por toda la tierra habitada”, así como de querer “profanar el templo”. (Hechos 24:5, 6.) Los judíos principales de Roma reflejaron con exactitud la situación de los seguidores de Jesús cuando reconocieron: “Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”. (Hechos 28:22.)

Está claro, pues, que había quien consideraba a esa nueva comunidad fundada por Jesús como una agrupación religiosa con ideas y prácticas radicales que chocaban con el comportamiento social aceptado entonces. Sin duda, muchas personas de hoy hubieran considerado a los cristianos una secta destructiva. Los opositores eran con frecuencia miembros eminentes y respetados de la sociedad, lo que daba más peso a sus acusaciones. Muchos creyeron las acusaciones lanzadas contra Jesús y sus discípulos. No obstante, como probablemente sepa, cada uno de esos cargos era falso. El hecho de que la gente dijera esas cosas no las hacía verdaderas.

¿Y hoy día? ¿Sería exacto referirse a los testigos de Jehová como una agrupación religiosa con ideas y prácticas que chocan con la conducta social aceptada? ¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?