Los Testigos de Jehová Calumniados...

"Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”.(Hechos 28:22)

La Iglesia católica y las Guerras...


Una imagen dice más que mil palabras...



La religión toma partido

EL 1 DE SEPTIEMBRE de 1939 Alemania invadía Polonia, con lo que daba comienzo la II Guerra Mundial. Tres semanas después aparecía el siguiente titular en The New York Times: “Las iglesias alientan a los soldados alemanes”. ¿Apoyaron realmente las iglesias alemanas las guerras de Hitler?

Friedrich Heer, católico romano y profesor de Historia en la Universidad de Viena, reconoció que sí lo hicieron: “En la cruda realidad de la historia alemana, la cruz y la esvástica se fueron acercando cada vez más, hasta que la esvástica proclamó el mensaje de la victoria desde las torres de las catedrales alemanas, las banderas con la esvástica aparecieron en los altares, y los teólogos, pastores, clérigos y políticos católicos y protestantes aclamaron la alianza con Hitler”.

En efecto, las autoridades eclesiásticas dieron apoyo incondicional al movimiento bélico de Hitler, como escribió el profesor católico romano Gordon Zahn: “Cualquier católico alemán que acudiera a sus superiores religiosos en busca de guía espiritual y dirección respecto a prestar servicio en las guerras de Hitler, recibía prácticamente las mismas respuestas que hubiera recibido del propio dirigente nazi”.

Las religiones del bando contrario

Ahora bien, ¿qué decían las iglesias de los países que luchaban contra Alemania? The New York Times del 29 de diciembre de 1966 dijo: “En el pasado, las jerarquías católicas locales casi siempre apoyaron las guerras de sus naciones, bendiciendo a las tropas y rezando por la victoria, mientras que un grupo de obispos del bando opuesto rezaban públicamente por el resultado contrario”.

¿Aprobó el Vaticano este apoyo a los ejércitos contrarios? Veamos: El 8 de diciembre de 1939, tan solo tres meses después de haberse declarado la II Guerra Mundial, el papa Pío XII redactó la carta pastoral Asperis Commoti Anxietatibus, dirigida a los capellanes de los ejércitos de las naciones beligerantes. En ella se instaba a los capellanes de ambos bandos a confiar en sus respectivos obispos militares, y se les exhortaba, “como soldados bajo la bandera de su país, a luchar también por la Iglesia”.

La religión suele tomar la delantera con entusiasmo en movilizar a los países para la guerra. “Hasta en nuestras iglesias hemos puesto el estandarte de la guerra”, admitió el difunto clérigo protestante Harry Emerson Fosdick. Y con respecto a la I Guerra Mundial, el general de brigada británico Frank P. Crozier dijo: “Las iglesias cristianas son las mejores creadoras de actitudes sanguinarias que tenemos, y nos hemos servido bien de ellas”.

No obstante, eso ocurrió en el pasado. ¿Qué puede decirse del papel que desempeña ahora la religión en la guerra de las repúblicas de la anterior Yugoslavia, donde la mayoría de la gente es o católica romana u ortodoxa?

La responsabilidad de la religión

Un titular aparecido en la revista Asiaweek del 20 de octubre de 1993 rezaba así: “Bosnia es un epicentro de conflictos religiosos”. En el periódico San Antonio Express-News del 13 de junio de 1993, se publicó un artículo titulado “Los caudillos religiosos deberían poner fin a las calamidades bosnias”. Decía: “Las religiones católica romana, ortodoxa oriental y musulmana [...] no pueden eludir su responsabilidad por lo que está sucediendo. Esta vez no, no con el mundo entero viendo todas las noches [las noticias]. Es su guerra. [...] Es obvio que los jefes religiosos comparten la responsabilidad de la guerra. Su misma santurronería la provoca. Lo hacen cuando bendicen a un bando para que venza al otro”.

¿A qué se debe, por ejemplo, que se odien tanto los miembros de la Iglesia Católica Romana y de las Iglesias Ortodoxas Orientales? La culpa la tienen los papas, los patriarcas y demás dirigentes eclesiásticos. Desde que estas religiones se separaron por completo, en 1054, las autoridades eclesiásticas han fomentado el odio y las guerras entre sus fieles. El 20 de septiembre de 1991, el periódico montenegrino Pobeda señaló a ese cisma religioso y sus consecuencias en un artículo sobre las luchas recientes. Bajo el titular “Asesinos en el nombre de Dios”, explicó:

“No es una cuestión de política entre [el presidente croata] Tudjman y el [líder serbio] Milosevic, sino, más bien, una guerra religiosa. Debe decirse que ya han pasado mil años desde que el Papa decidió eliminar la competencia de la religión ortodoxa. [...] En 1054 [...] el Papa declaró culpable de la separación a la Iglesia Ortodoxa. [...] En 1900 el primer congreso católico explicó con claridad el proyecto de genocidio de los ortodoxos para el siglo XX. [Dicho] proyecto está en plena ejecución en la actualidad.”

Sin embargo, este reciente enfrentamiento no es el primer caso de conflicto religioso en nuestro siglo. Hace cincuenta años, durante la II Guerra Mundial, los católicos romanos trataron de hacer desaparecer la presencia de la Iglesia Ortodoxa en la zona. Con el respaldo del Papa, el movimiento nacionalista croata denominado Ustacha llegó a gobernar el estado independiente de Croacia. The New Encyclopædia Britannica dice que esta gobernación aprobada por el Vaticano empleó “prácticas sumamente brutales, incluidas las ejecuciones de centenares de miles de serbios y judíos”.

En el libro The Yugoslav Auschwitz and the Vatican (El Auschwitz yugoslavo y el Vaticano), no solo aparecen documentados estos asesinatos en masa en los que murieron decenas de miles de víctimas, sino también la implicación del Vaticano en ellos.

Por otro lado, la Iglesia Ortodoxa ha respaldado a los serbios en su lucha. A cierto dirigente de una unidad militar serbia se le atribuyen estas palabras: ‘El Patriarca es mi comandante’.

¿Qué se podría haber hecho para detener toda esta matanza, que tan solo en Bosnia-Herzegovina ha resultado en la muerte o desaparición de 150.000 personas? Fred Schmidt declaró en el San Antonio Express-News que el Consejo de Seguridad de la ONU debería aprobar “una resolución formal que exhortara al Papa, al patriarca de Constantinopla y [a los demás líderes] de las religiones católica, ortodoxa oriental y musulmana con jurisdicción en Bosnia-Herzegovina a dar por terminada inmediatamente la lucha, y a reunirse para determinar cómo conseguir que sus fieles consideren a los miembros de las otras religiones como su prójimo”.

Siguiendo esa misma línea, un comentario publicado en el periódico Progress Tribune, de Scottsdale (Arizona, E.U.A.), llegó a la conclusión de que la guerra “podría detenerse si los líderes religiosos se lo propusieran seriamente”. El artículo sugería que lo hicieran “excomulgando de inmediato a cualquier feligrés que lanzara una granada en Sarajevo”.

No promueven realmente la paz

Sin embargo, los papas siempre se han negado a excomulgar a los peores criminales de guerra, aun cuando otros católicos han suplicado que se tome tal acción. Por ejemplo, la publicación Catholic Telegraph-Register, de Cincinnati (Ohio, E.U.A.), bajo el titular “Fue criado católico pero viola la fe, dice un cable dirigido al Papa”, comentaba: “Se ha hecho un llamamiento a Pío XII para que excomulgue al Reichsführer Adolph Hitler. [...] ‘Adolph Hitler —decía en parte [el cable]— nació de padres católicos, recibió el bautismo y fue criado y educado como tal’”. Sin embargo, Hitler jamás fue excomulgado.

Examinemos también la situación que existe en los lugares de África donde se han librado guerras atroces. Quince obispos católicos romanos de Burundi, Ruanda, Tanzania, Uganda y Zaire confesaron que, a pesar de la presencia de muchos “cristianos” bautizados en la región, los “conflictos internos han resultado en masacres, destrucción y traslados forzosos de personas”. Los obispos admitieron que la raíz del problema “es que la fe cristiana no ha penetrado lo suficiente en la mentalidad del pueblo”.

El periódico National Catholic Reporter del 8 de abril de 1994 decía que el “Papa [...] sentía un ‘inmenso dolor’ por las recientes noticias del conflicto existente en la pequeña nación africana [de Burundi], cuya población es predominantemente católica”. El Papa dijo que, en Ruanda, donde alrededor del 70% de la población profesa esta religión, “hasta los católicos son responsables” de la matanza. Sí, católicos de ambos bandos se han matado despiadadamente, tal como hicieron en incontables guerras anteriores. Y, como hemos podido comprobar, otras religiones han hecho lo mismo.


[Nota]

Hitler, jamás fue excomulgado por la Iglesia Católica.

4 comentarios:

Anónimo martes, agosto 17, 2010 5:02:00 p. m.  

es increible y descabellado la manipulasion que hasen de la historia y lo mas sucio que impregnan d odio he injurias a la iglesia.yo quisiera saber comensando con rusell asta el ultimo testigo este librado de pecado asi voy a adorarlo ja

Anónimo jueves, julio 07, 2011 11:34:00 p. m.  

Dios los perdone por querer difundir su religión falsa tergiversando la historia y si lo hacen sin intención, les recomiendo que lean libros de verdad para fundamentarse. Aquí les dejo unos comentarios sobre un Judio. BUSCA INFO DE ESTE RABINO JUDIO: Rabbi David Dalin, Ph.D. DEFENSOR DE EL PAPA PIO XII

Israel declaró (3 Nov,2003) al Cardenal alemán Joseph Höffner «JUSTO ENTRE
LAS NACIONES» Por salvar la vida de judíos durante la segunda guerra mundial.

A leer un poco más "hemranos" Testigos de Jehova que solo en la Iglesia Católica es infalible en el magisterio de Cristo

LuRo1076 martes, diciembre 06, 2011 5:44:00 p. m.  

Tio ¿que habeis Fumado?

LuRo1076 martes, diciembre 06, 2011 5:45:00 p. m.  

Como ven solo ANONIMOS TROLLES... no señores ustedes pasaron a la destruccion ETERNA... llego el ARMAGEDON VIRTUAL y ustedes NI ENTERADOS...

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¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?


SE ACUSÓ a Jesucristo de ser borracho, glotón, violador del sábado, falso testigo, blasfemo y mensajero de Satanás. También se le inculpó de subversión. (Mateo 9:34; 11:19; 12:24; 26:65; Juan 8:13; 9:16; 19:12.)

Después de la muerte y resurrección de Jesús, sus discípulos fueron de igual modo el blanco de graves acusaciones. Una muchedumbre arrastró a un grupo de cristianos del siglo primero ante los gobernantes de la ciudad, clamando: ‘Estos hombres han trastornado la tierra habitada’. (Hechos 17:6.) En otra ocasión, se llevó al apóstol Pablo y a su compañero Silas ante las autoridades y se les acusó de turbar muchísimo la ciudad de Filipos. (Hechos 16:20.)

Más tarde se acusó a Pablo de ser “un individuo pestilente [...] que promueve sediciones entre todos los judíos por toda la tierra habitada”, así como de querer “profanar el templo”. (Hechos 24:5, 6.) Los judíos principales de Roma reflejaron con exactitud la situación de los seguidores de Jesús cuando reconocieron: “Porque, verdaderamente, en lo que toca a esta secta nos es conocido que en todas partes se habla en contra de ella”. (Hechos 28:22.)

Está claro, pues, que había quien consideraba a esa nueva comunidad fundada por Jesús como una agrupación religiosa con ideas y prácticas radicales que chocaban con el comportamiento social aceptado entonces. Sin duda, muchas personas de hoy hubieran considerado a los cristianos una secta destructiva. Los opositores eran con frecuencia miembros eminentes y respetados de la sociedad, lo que daba más peso a sus acusaciones. Muchos creyeron las acusaciones lanzadas contra Jesús y sus discípulos. No obstante, como probablemente sepa, cada uno de esos cargos era falso. El hecho de que la gente dijera esas cosas no las hacía verdaderas.

¿Y hoy día? ¿Sería exacto referirse a los testigos de Jehová como una agrupación religiosa con ideas y prácticas que chocan con la conducta social aceptada? ¿Son los testigos de Jehová una secta peligrosa?