Pero Babilonia la Grande no está compuesta solo de las religiones de la cristiandad. Todas las religiones principales de este mundo comparten la culpa de derramamiento de sangre de esa infame ramera. Por ejemplo, el sintoísmo del Japón tiene que compartir la culpa por la mentalidad fanática y sádica que manifestó la oficialidad militar japonesa en la II Guerra Mundial. El historiador Paul Johnson sostiene que “para fortalecerse en un mundo rígido, de competencias entre unos y otros”, dominado por normas de conducta europeas, a los japoneses se les hizo necesario inventar “una religión estatal y una moralidad gubernativa, conocidas como sintoísmo y bushido [el “camino del guerrero”]. [...] Se estableció la adoración regular del emperador, especialmente en las fuerzas armadas, y desde los años veinte en adelante en todas las escuelas se enseñó un código de ética nacional, kokumin dotoku”.
¿Qué resultado tuvo todo esto? Para 1941, cuando Japón bombardeó a Pearl Harbor y así entró en la II Guerra Mundial, “el sintoísmo [...] había pasado de ser un culto primitivo, en desuso y minoritario a ser respaldo para un estado moderno y totalitario; de esa forma, por ironía particularmente odiosa, la religión, que debería haber servido para resistir los horrores seglares de la era, se usó para santificarlos”.
Sobre la partición de la India en 1947, en la cual las diferencias religiosas fueron un factor, el historiador Johnson dice: “De cinco a seis millones de personas corrieron en toda dirección para salvarse la vida. [...] Se calculó que en aquel tiempo murieron de un millón a dos millones de personas. Cálculos más recientes dicen que murieron de 200.000 a 600.000 personas”. Hasta este día, en la sociedad hindú se mata y humilla a la gente por motivos religiosos. Muchas veces los harijans o parias, antes conocidos como intocables, son asesinados por grupos organizados por terratenientes acaudalados.
El hinduismo está enlazado con prácticas espiritistas. (Revelación 18:23.) El escritor indio Sudhir Kakar menciona “la fascinación y el respeto del hindú promedio con relación al ocultismo y los que lo practican”, y añade: “A astrólogos, adivinos, videntes, así como a sadhus [“santos” ascéticos], faquires [mendigos que ejecutan actos de magia] y otros piadosos se les estima mucho porque se cree que están en contacto íntimo con la realidad superior” (India Today, 30 de abril de 1988).
Además, hay conflictos constantes entre hindúes, sikhs y miembros de otras religiones orientales. A estos conflictos cada religión añade su parte de odios, contiendas y asesinatos. Este es simplemente otro aspecto del fruto de Babilonia la Grande.
Se puede añadir que la historia moderna de guerras, asesinatos y represiones no dice mucho a favor del judaísmo. La violencia manifestada a veces por miembros de la secta hasídica del judaísmo hacia adherentes de otras sectas judías y de religiones no judías difícilmente pudiera tener la aprobación de Dios.
Cuando estudiamos la historia del imperio mundial religioso, fácilmente podemos ver por qué el Juez Supremo tiene base para ejecutar a Babilonia la Grande. “Sí, en ella se halló la sangre de profetas y de santos y de todos los que han sido degollados en la tierra.” (Revelación 18:24.) La complicidad de la religión falsa en guerras regionales y mundiales la ha hecho culpable, a la vista de Dios, de la sangre de ‘todos los que han sido degollados en la tierra’.
Según la acusación bíblica, se ha juzgado merecedora de destrucción a Babilonia la Grande debido a su historia de fornicación religiosa con gobernantes mundanos, su culpa en las guerras y sus prácticas espiritistas. Por lo tanto, Jehová Dios ha determinado judicialmente que se pondrá fin al imperio mundial de la religión falsa dominado por Satanás. (Revelación 18:3, 23, 24.)
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